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La Internacional Socialista se opone a las tesis de Fidel Castro sobre la deuda exterior

Joaquín Estefanía

ENVIADO ESPECIAL, Las estrategias de la Internacional Socialista (IS) y de Fidel Castro sobre la deuda exterior de América Latina (más de 60 billones de pesetas) se van a enfrentar de modo inmediato. La primera plantea el inicio de una renegociación colectiva entre países acreedores y deudores a nivel político. Fidel Castro parte de que la deuda es matemáticamente impagable, por lo que hay que liquidarla, estableciendo un nuevo orden económico internacional en el que se integraría América latina. Este enfrentamiento podría explicar, en parte, la suspensión del viaje de Felipe González a Cuba y Ecuador.

La Internacional Socialista está intentando una mediación entre los países deudores de Latinoamérica y los países acreedores, según informaron fuentes solventes a este periódico. Esta estrategia aprovecharía la existencia del Grupo de Cartagena (formado por los gobiernos de los 11 países más endeudados de la región), en el que figuran algunos presidentes de ideología socialdemócrata, entre ellos, Alan García, presidente peruano.

El Grupo de Cartagena, ha intentado hasta ahora, una negociación política integrada con los siete países más ricos« de la tierra. En 1984 los Gobiernos latinoamericanos dirigieron una carta a la cumbre de Londres pidiendo, por primera vez oficialmente, esta negociación política. No hubo respuesta directa. Estados Unidos, nada más acabar la cumbre, subió los tipos de interés, lo que empeoró la situación y fue considerado un acto provocativo. Este año, el presidente uruguayo, Julio María Sanguinetti, como portavoz del Grupo de Cartagena, volvió a escribir a los jefes de Estado y del Gobierno de los siete, ante la cumbre de Bonn. La reunión de los países ricos ignoró el problema del endeudamiento exterior del Tercer Mundo. Sólo a los dos meses, algunos presidentes de Gobierno contestaron a Sanguinetti en términos absolutamente genéricos y llenos de buenas intenciones.

Las posiciones del Consenso de Cartagena (en el que figura el Gobierno fascista chileno, lo que crea contradicciones para la intermediación de la IS) parten de la necesidad de una negociación política de los dos bloques, aceptada la cual, América Latina plantearía una reestructuración de la deuda exterior, basada en los siguientes puntos: ampliación de los plazos de amortización del capital y de los intereses; tipos de interés blandos; tope porcentual del valor de las exportaciones utilizado en el pago del servicio de la deuda, etcétera.

Estos puntos fueron aprobados en una reunión celebrada en Quito en 1982, la primera vez que se reunieron los países de América Latina, acusados de dar un primer paso hacia el club de deudores. El anuncio de Alan García de que Perú seguirá esta línea para renegociar su deuda, ha sido un mínimo avance de la estrategia.

Matemáticamente imposible

Fidel Castro ha levantado la bandera de la deuda, basado en una coyuntura objetiva. Prácticamente la totalidad de los países latinoamericanos están arruinados. Hoy dedican el 35%, como media, del valor de sus exportaciones al pago de los créditos, lo que impide políticas autónomas de crecimiento. Las distancias Norte-Sur, en vez de limitarse, se van agrandando en una progresión geométrica.

El, líder cubano ha hecho números y ha llegado a la conclusión de que, cualquier tipo de hipótesis -incluso las defendidas por el Grupo de Cartagena- la deuda es científicamente impagable. Por ello ha elaborado una propuesta radical -él habla de tesis "realista"-, consistente en la liquidación de la deuda y la creación de un nuevo orden económico internacional.

Entre las posiciones del Grupo de Cartagena y de Fidel Castro se mueve todo el expectro político latinoamericano.

Mientras se llega a una solución, la situación va empeorando. América Latina, pese a la miseria y al subdesarrollo, es una región exportadora neta de capitales. Según algunas fuentes, ha habido un traspase desde la zona hacia puntos desarrollados, principalmente Estados Unidos, de cerca de 55.000 millones de dólares. Por otra parte, en el primer trimestre de 1985 las listas de crédito a los países en desarrollo han experimentado una notable disminución.

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