Una enfermedad de los países opulentos
Los países industrializados están experimentando lo que los especialistas llaman una epidemia previsible de cáncer de colon. Esta forma del cáncer, que conmúnmente se relaciona con los hábitos alimenticios, es la segunda causa de muerte por este tipo de enfermedades en EE UU, situándose sólo por debajo del cáncer de pulmón. Durante 1985, según informa el diario The Washington Post, se calcula que se diagnosticarán 138.000 casos y 45.000 norteamericanos morirán del mismo.La incidencia es en Europa similar a la de EE UU, de forma que en el Viejo Continente ocupa el segundo lugar en número de casos entre los varones, y entre el tercer y el cuarto lugar para las mujeres. La presencia de la enfermedad es mucho menor en Asia y África, y está próxima a la de Europa en algunos países de América Latina. Un varón de raza blanca en EE UU tiene un 6,3% de probabilidades de contraer cáncer de colon, mientras que en el caso de las mujeres la probabilidad aumenta al 6,8%. Cerca de la mitad de los afectados fallece de este mal.
Una parte de los estudios sobre el cáncer de colon se centra en la razón por la que presenta ese alto índice de incidencia en países desarrollados. Éste cáncer parece estar vinculado, incluso más que el de pulmón, a cuestiones de tipo ambiental. Afecta más frecuentemente a los habitantes de las ciudades que a los de medio rural, ataca más a los ricos que a los pobres, y se da con mayor frecuencia en los países que tienen una dieta alta en grasas y baja en fibras.
Un gastroenterólogo experto en colonoscopia, el doctor Donald A. O'Kieffe, ha afirmado que el cáncer de colon se ha convertido en los últimos tiempos en una "epidemia que es atajable".
Importancia de las fibras
Según la información de The Washington Post, Regina Ziegler, especialista en la enfermedad que trabaja en la rama de Epidemiología Ambiental del Instituto Nacional del Cáncer en EE UU, afirma que hay pruebas de que las Fibras protegen contra este mal, y que, por tanto, es conveniente comer alimentos ricos en esta materia, como guisantes, judías, frutas, cereales y nueces.
Los expertos teorizan que la fibra, que es el material no digerible de la comida, acelera el paso de los alimentos por el tubo digestivo. Otras experiencias indican, por su parte, que una dieta rica en grasas acrecienta el riesgo de los cáncer de colon y recto, quizá porque estimula la producción de bilis, que es básica para la digestión de las grasas. Estos ácidos pueden convertirse por la acción de las bacterias del colon en agentes cancerosos.
De otro lado, si la bilis puede contribuir a causar la enfemedad, las fibras pueden contrarrestar esa influencia modificando el proceso de formación de bacterias en esa parte del intestino, como afirma el doctor Ziegler.
Las llamadas sustancias protectoras contenidas en los alimentos que actúan contra el riesgo de estas enfermedades son ricas en beta carotene (una de las fuentes de vitamina A), vitamina C y verduras crucíferas, como la col, la berza, la coliflor y las coles de Bruselas.
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