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La enfermedad del presidente de EE UU

Buena propaganda para la prevención del cáncer de colon

Francisco G. Basterra

El cáncer intestinal de Ronald Reagan va a servir para aumentar el ya elevado nivel de atención que Estados Unidos presta a esta enfermedad, que afecta en algún momento de su vida a uno de cada tres norteamericanos y causa la muerte anualmente a 450.000 personas en este país.

Curiosamente, este presidente, que va a necesitar ahora de todos los conocimientos que se posean sobre la enfermedad, ha recortado los gastos de investigación médica, incluidos los dedicados a la lucha contra el cáncer, en su cruzada para reducir el peso del Gobierno. Cuando el doctor Steven Rosenberg, uno de los cirujanos que operó a Reagan, anunció con un tono monótono en la tarde del lunes que "el presidente tiene cáncer", el efecto de una declaración tan directa no fue tan negativo como lo hubiera sido en cualquier otro país.

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Estados Unidos está acostumbrado a vivir con esta enfermedad, que no tiene aquí el carácter maldito y algo vergonzante que presenta en otras sociedades occidentales. Las personas que la padecen hablan de ella y cuentan su lucha a los amigos, a los vecinos o, si son algo famosos, en la televisión. Los médicos, al comunicar la noticia del cáncer del presidente, insistieron en que "desgraciadamente es una noticia corriente en un hombre de 74 años", que prácticamente cada minuto se tiene que dar en algún punto del país. "Al principio es un choque. Lo que se temía se convierte en realidad", afirma el doctor Ernesto Rosenbaum, autor del libro Vivir con cáncer'.

El tumor de Reagan ya ha comenzado a provocar una epidemia de prevención del cáncer de colon, y los médicos confían en que la publicidad de este caso servirá para alertar a la población y conseguir una mejor política sanitaria preventiva de esta enfermedad, que este año contraerán 138.000 estadounidenses, de los que 60.000 morirán. Los ciudadanos han asistido en los últimos cuatro días ante sus televisores a constantes clases de anatomía, oncología y patología, ofrecidas por los mejores expertos del país. Muñecos de tamaño natural desmontables han servido para que nadie se quede sin saber cómo funcionan los intestinos y qué es una colonoscopia. Al presidente, estos programas, que ha seguido desde el hospital, le han parecido "muy didácticos", pero su esposa, Nancy, se ha quejado del exceso de opiniones médicas y especulaciones sobre el futuro de su marido.

Se confía en que toda esta publicidad suponga para la prevención y curación del cáncer de colon lo mismo que significó para el cáncer. de pecho la mastectomía a que fue sometida la ex primera dama Betty Ford en los años setenta. Entonces se produjo un enorme incremento de mujeres que se hicieron chequeos, lo que provocó una detección precoz de muchos cánceres. Los médicos esperan que el caso Reagan les ayude a comunicar que el cáncer no es ya una condena a muerte. Sin embargo, la guerra contra el cáncer ha avanzado, muy lentamente en EE UU en la última década, a pesar de los miles de millones de dólares invertidos por el Gobierno.

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