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La 'cumbre' europea de Milán

Los jefes de Estado y de Gobierno de la CEE aprueban un proyecto común en el campo de la tecnología avanzada

ENVIADOS ESPECIALES La Europa de la tecnología avanzada recibió ayer un unánime impulso político en la cumbre de Milán al aceptar los jefes de Estado y de Gobierno de los 12 países de la CEE un acuerdo de cooperación común en este campo, basado en el programa francés Eureka. Un comité formado por los ministros de Asuntos Exteriores y de Industria o Investigación se reunirá antes del 14 de julio en París para concretar este programa. Sin embargo, la Europa de las reformas institucionales no surgirá de este Consejo Europeo, ya que las decisiones, necesarias, sobre el funcionamiento de la Comunidad han sido aplazadas hasta el próximo Consejo Europeo. Francia y la RFA, en un intento de establecer el liderazgo europeo del eje París-Bonn, lanzaron ayer la propuesta de una verdadera unidad política europea en materia de política exterior.

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El eje francoalemán se recompuso ayer en la cumbre europea que se abrió en Milán, pero sobre la base minimalista de las tesis británicas en lo referente a la mejora de las instituciones de la CEE: no es necesario reformar el Tratado de Roma. Esto ha irritado sobremanera -y los malos modales de la presentación de la iniciativa franco alemana sobre la cooperación política tienen un papel en este malestar- a los países más pequeños e incluso a la presidencia italiana de esta reunión. El Consejo Europeo de Jefes de Estado y de Gobierno de los doce en Milán entró de lleno en las discusión institucional, con todos de acuerdo sobre la necesidad de hacer algo, pero no sobre lo que hay que hacer.Por ello, según medios comunitarios, lo más que cabe esperar de la cuestión institucional es que cuando hoy se clausure esta cumbre los dirigentes de la CEE decidan encomendar, con un mandato más o menos preciso, la prosecución de las discusiones a los ministros de Asuntos Exteriores, para que se puedan adoptar decisiones en la cumbre europea de Luxemburgo, que se celebrará los próximos 3 y 4 de diciembre.

El resultado de Milán dependerá hoy de la capacidad de síntesis y maniobra de su presidente, Bettino Craxi, jefe del Gobierno italiano, país que ocupa hasta el 1 de julio la presidencia de turno de la Comunidad.

El presidente de la Comisión, Jacques Delors, propuso enmendar tres artículos del Tratado de Roma -el 57, 99 y 100, que hablan de la necesidad de la unanimidad para las decisiones sobre libre establecimiento, armonización fiscal, armonización legislativa en seis meses, ratificándolo en paralelo a los tratados de adhesión como un primer paso para la creación de un mercado interior, verdaderamente único, en la CEE. La creación de este mercado es el caballo de batalla número uno de Margaret Thatcher.

En cuanto a la Europa de la tecnología, el proyecto Eureka recibió un apoyo unánime por parte de los doce países representados, y Mitterrand anunció también los deseos de participación de Noruega, Austria, Suiza y Suecia.

Alternativa a EE UU

Antes del 14 de julio en París, los ministros de Asuntos Exteriores y de Industria o Investigación de estos países se reunirán para estudiar los proyectos concretos y reflexionar sobre las estructuras y el modo de financiamiento de este ambicioso programa, que se presenta como la alternativa tecnológica europea a la iniciativa de defensa estratégica de EE UU.

Margaret Thatcher presentó, según los franceses, "interesantes aportaciones" para las futuras discusiones, como son la idea de que los mercados de los sectores públicos se abran al Eureka, y se cree un sistema de normas comunes en Europa para estas nuevas tecnologías. También se sugirió el que Eureka tenga acceso a los préstamos del Banco Europeo de Inversiones. Aunque el Eureka no es un proyecto estrictamente comunitario, la Comisión estará representada en él por su presidente, y por el encargado de los temas tecnológicos. Y se habla para presidir el proyecto -como el general Abrahamson dirige la iniciativa de defensa norteamericana- de Etienne Davignon, ex presidente de la Comisión Europea.

Eso sí, la cumbre se puso de acuerdo sobre una acción común en la lucha contra el cáncer que desemboque en la creación de un instituto europeo, sobre el modelo del Instituto Federal Americano en Washington. También se aprobó un programa para la puesta en marcha de la Europa de los ciudadanos, con algunas medidas populares.

Como primer paso hacia la Unión Europea, y bajo el rimbombante nombre del proyecto de tratado sobre la Unión Europea, París y Bonn han propuesto la creación de un secretariado general, dirigida por una personalidad designada por cuatro años (lo que otros países consideran innecesario), para coordinar la política exterior de los países de la CEE y marchar "progresivamente hacia una política exterior europea", incluidos los temas de seguridad.

Pero en este último tema, que no incluye la dimensión puramente militar, la propuesta sugiere que los países que deseen unos lazos y una cooperación más estrecha en este campo podrían hacerlo en el seno de la Unión de Europa Occidental (UEO), que podría ser ampliada. De hecho, el decálogo en materia de defensa de Felipe González incluye el posible ingreso en esta organización.

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