El caso de los shiíes presos en España, al margen de la negociación sobre el secuestro de Beirut
España ha conseguido desvincular formalmente la petición de excarcelación de dos militantes shiíes juzgados en Madrid, Mohamed Rahal y Mustafá Jalil, del proceso para la liberación de los rehenes norteamericanos secuestrados a bordo del avión de la TWA, según fuentes próximas a la negociación. Mañana se cumple una semana desde que los dos shiíes presos en Alcalá-Meco entraron en el paquete a cambio del que los piratas aéreos liberarían a todos los rehenes.
A comienzos de semana, Manue Sassot, director general de África y Asia continental en el Ministerio español de Asuntos Exteriores dio a entender que España y Líbano podían llegar a un acuerdo consular para que, una vez juzgados Mohamed Rahal y Mustafá Jalil -acusados de cometer un atenta do en Madrid contra un diplomático libio que resultó herido- cumplieran su condena en una cárcel de su país de origen. Esta sugerencia de un alto funcionario español ha sido muy bien acogida por la milicia shií Amal, a la que pertenecen ambos jóvenes.A pesar de que el presidente es pañol, Felipe González, reiteró el jueves en La Haya que descartaba poner en libertad a los dos shiíes las gestiones llevadas a cabo por su Gabinete tienden a concluir con el ministro de Justicia libanés, Nabih Berri, que es también líder de la milicia Amal, un acuerdo de ex tradición que permita enviar a ambos presos a Líbano, según fuentes de esa organización que han estado en contacto con las autoridades españolas.
La propuesta española finge ignorar que en Líbano las cárceles del Estado están vacías y que sus compañeros de armas recibirán como héroes a los dos militantes shiíes originarios del barrio de Bourj el Barajne, pegado al aeropuerto de Beirut, donde está aparcado el avión desviado el 14 de junio.
La necesidad de disponer de instrumento jurídico -el tratado de extradición o el acuerdo consular- que permita su expulsión de facto a su país de origen retrasará la puesta en libertad de Rahal y Jalil, y puede que ésta sea incluso posterior a la de los 40 rehenes norteamericanos en manos de Amal y de sus actuales aliados integristas proiraníes del Partido de Dios. El embajador de España en Líbano, Pedro de Arístegui y Petit ha logrado convencer a Berri de la necesidad de desvincular ambos asuntos con tanta mayor razón que el jefe shií ha confesado ser sensible a los argumentos españoles, así como a la inexistencia de relaciones diplomáticas entre España e Israel, el Estado cuyos 766 presos libaneses de la cárcel de Atlit los secuestradores del Boeing de la TWA intentan liberar con su acción.
Así como para el líder de Amal, abogado de profesión, sus rehenes norteamericanos en Líbano se encuentran en la misma situación jurídica que los presos shiíes en Israel y su reivindicación es, por lo tanto, justa, el lunes por la noche reconoció ante algunos colaboradores que "comprendía el punto de vista español, porque la petición dirigida a Madrid es contraria al Derecho internacional".
A Berri le fue prácticamente colada esta exigencia por miembros de su organización armada originarios del barrio de Bourj el Barajne, donde viven las familias de los Rahal y Jalil, que pidieron al comando a bordo del avión, a través de Bassam Tleyss, responsable de Amal en el aeródromo beirutí, que añadiese al conjunto de sus reivindicaciones la solicitud de puesta en libertad de sus "dos amigos en España", lo que fue inmediatamente aceptado.
Distensión
La perspectiva de la extradición de Rahal y Jalil ha distendido lo suficiente las relaciones hispanoshiíes como para que el embajador De Arístegui -al que Berri dio a entender el domingo que cuando se desplazase de su residencia, situada en el sector cristiano, a la cancillería, en zona musulmana, le pondría una escolta de milicianos- circule por Beirut oeste sin guardaespaldas de Amal.El jefe de misión español, que lleva 10 meses en Líbano, ordenó, por tanto, el jueves la reapertura de la cancillería, de la oficina comercial y del centro cultural, que por prudencia permanecían cerradas al público desde el lunes y su personal de servicio abría con aprensión la puerta cada vez que sonaba el timbre.
Al margen de su contencioso con la comunidad shií, España ha hecho, a petición de EE UU, una gestión consistente en comunicar a Berri, a través de su embajador en Líbano, que la puesta en libertad incondicional de los rehenes norteamericanos significaría, en breve, la liberación de todos los resistentes shiíes apresados por Israel. Berri, que acaso se conformaría con la promesa formal y pública de una inminente excarcelación de los presos de Israel, rechazó tajantemente esta sugerencia que le ha sido reiterada por varios diplomáticos representantes de países europeos aliados de EE UU, como por el embajador de Argelia, Abdel Karim Grarib.
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