Reunir un conjunto disperso

Sin poder dar más detalles pormenorizados del contenido de este soberbio conjunto me imagino que ya se estarán preguntando cómo se ha logrado reunir una cantidad de obras semejante y cómo ha ido a parar a nuestro país, que tan alejado se halla de los circuitos internacionales de adquisición de obra. Desde luego, no hay que ser muy imaginativo para comprender que en todo esto ha intervenido más la capacidad de gestión que el simple potencial económico, nada exagerado en el presente caso a tenor de lo conseguido.La clave del logro ha sido haber llegado a un acuerdo con las herederas de Roberta González, Carmen Martínez y Vivianne Griminger, las cuales, al fallecer aquélla en 1976, recibieron el grueso de la colección familiar, que hasta el momento se había dispersado, por ventas o donaciones, relativamente poco. La intención de las propietarias de la herencia era, al parecer, crear una Fundación Julio González en Francia que reuniera el conjunto de la obra del escultor y sus familiares. Los museos franceses y norteamericanos más interesados en el tema se mostraban, sin embargo, reacios a una adquisición global, pues en su caso tal iniciativa no estaba tan justificada como en España.

El 21 de junio se firma en París el acuerdo, que convertirá al IVAM en un Centro Julio González, y si no surjen imponderables de última hora, a finales de mes estará en Valencia esta magnífica colección.