El Instituto Valenciano de Arte Moderno compra una colección del escultor Julio González
La inminente compra por parte del Instituto Valenciano de Arte Moderno de una importante colección de obras de Julio González, uno de los mejores escultores de vanguardia de nuestro siglo, supone uno de los acontecimientos artísticos más importantes del presente año no sólo por la importancia de la obra del escultor español -también se comprarán obras de Juan y Roberta González, por un total de más de 400 millones de pesetas-, sino también porque el capítulo asignado a las adquisiciones por las instituciones españolas suele ser raquítico.
El anuncio de la adquisición, por compra y donación, de una importantísima colección de obras de Julio, Juan y Roberta González con destino al Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM), dependiente de la Consejería de Cultura, Educación y Ciencia de la Generalitat valenciana, es, probablemente, el acontecimiento artístico más relevante del presente año en todo el Estado español.Lo es por el valor artístico de lo adquirido, ya que Julio González puede ser considerado, junto al rumano Constantin Brancusi, como uno de los dos mejores escultores 'de vanguardia de nuestro siglo. También porque, a pesar de ser españoles los miembros de la familia González, como les ha ocurrido a la mayor parte de nuestras principales figuras artísticas de vanguardia histórica, triunfadores en centros internacionales, apenas si hay obras suyas representativas en los museos oficiales de nuestro país. Y porque el capítulo asignado para adquisiciones de obras de arte en las instituciones oficiales españolas o es, cuando lo hay, ridículamente raquítico o, en los pocos casos excepcionales de una mayor holgura presupuestaria dedicada al efecto, se ha empleado con torpeza y total falta de criterio.
Causas políticas
Ahora, además, que puede contemplarse provisionalmente en Madrid esa pieza capital del escultor catalán, La Montserrat, que pertenece, para nuestra vergüenza, al Stedelijk Museum de Amsterdam, quizá sea el momento oportuno para hacer un examen de conciencia crítico acerca de la actitud española frente a uno de los más grandes artistas de nuestro país, actitud generada ciertamente por causas políticas que hacían incompatible a Julio González con la dictadura, pero luego, cuando fueron disipándose esas causas primarias, actitud negativa tristemente mantenida.Una prueba sangrante al respecto fue la inhibición española a la hora de gestionar que pudiera venir aquí la ambiciosa retrospectiva que le dedicó el Museo Guggenheim de Nueva York en 1983.
La gestión llevada a cabo por el IVAM de Valencia, cuyo futuro Museo de Arte Moderno podrá contar con la colección de Julio, Juan y Roberta González más importante del mundo, incluso superior a la del Museo Nacional de Arte Moderno de París, que hasta ahora pasaba por ser la colección pública más relevante en cuanto a piezas del escultor español. Lo adquirido por el IVAM al precio de 22.100.000 francos franceses (más de 400 millones de pesetas) ha sido lo siguiente: un centenar largo de esculturas, pinturas y dibujos de Julio González; 100 dibujos de su hermano Juan González (18681908) y 57 pinturas y dibujos de Roberta González, hija de Julio y mujer de Hans Hartung. Casi 300 obras de esta dinastía artística.
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