Un genial refrito

Este filme brutal y delicado, radical y generoso, amargo y amable, atestado de ternura y poesía al mismo tiempo que de humor e inteligencia, es el tercer refrito cinematográfico de la comedia The Front Page, estrenada en Broadway a comienzos de los años 30.El primer refrito fue una película de tono trascendental, realizada por Lewis Milestone, director proclive a descubrir nuevos Himalayas desde que fue catalogado -y él lo creyó- como genio por su Sin novedad en el frente. Milestone fue víctima de la peor pata posible cuando el guión de The Front Page, con feroces variantes, fue a parar a las manos de dos endiablados antípodas capaces de demoler a risotadas los más solemnes edificios del campanudismo humano.

Estos dos penetrantes humanistas y rematados escépticos, conocedores pasmosos de los más intrincados recovecos de la conducta del hombre considerado como insecto, son Howard Hawks, realizador a finales de los años 30 del segundo y admirable refrito, con el título de Luna nueva; y Billy Wilder, responsable en 1974 del tercer refrito, Primera plana. La hueca seriedad de Milestone es solo epidermis engolada comparada con la infernal penetración de sus dos afilados colegas.

Luna nueva ha sido repuesta en TVE y merece la pena rememorarla para volver a ver Primera plana. Se descubre que, pese a ser idénticas, son antípodas, solo que en la cumbre. Es un grato ejercicio compararlas, pues de su cotejo se extraen reglas de oro del arte de ver cine. Por ejemplo, que en éste, corno en todo arte que discurre sobre el tiempo, los contenidos coinciden férreamente con la forma en que son expuestos. Así, a través de las sutiles variantes formales de ambos, se puede entrar a saco en la tan distinta identidad profunda de sus creadores.

Humor negro

Primera página es igual y no obstante contraria a Luna nueva. Billy Wilder acentúa con deslumbradora inteligencia los aspectos sombríos, siniestros, cínicos e incluso violentos del poderoso y divertido relato. Hay en su visión de la historia más humor negro y menos salidas nobles al loco embrollo. Las salidas a éste dejan tras ellas un deje de indignidad ajeno al mundo duro, amargo, pero deportivo y competitivo de Howard Hawks. Entre Luna nueva y Primera plana hay una guerra mundial, una apisonadora de esperanzas, y el hecho de que Wilder reanude los hilos de su oscura herencia de viejo europeo educado en crepúsculos y sonrisas cansadas, mientras Hawks fue un norteamericano alimentado en rudos optimismos y amigables amaneceres.Primera plana es un filme de cadencia perfecta, que se contempla en un suspiro y, entre risas indistintamente crueles y solidarias, le hace entender a uno algo más sí mismo y los demás. Cada persona je es, al mismo tiempo, una oscura y luminosa ventana al interior del esquipamiento de la conducta de la gente. El dúo entre Lemmon y Matthau alcanza alardes de virtuosismo en la técnica de la réplica, que es uno de los aspectos más complejos del arte interpretativo. Son dos actores de enorme personalidad e incatalogable talento que, cuando actúan juntos, se prenden literalmente fuego mutuamente y proyectan a su alrededor, con rapidez de ametralladoras, lecciones universales de coordinación recíproca y de absoluto dominio de los registros malvados y benignos del comportamiento humano en situaciones extremas. Filme y actores inolvidables, que coquetean con las nebulosas fronteras del territorio del genio.