_
_
_
_
_

Un producto idóneo para cada necesidad

Milagros Pérez Oliva

Las tres formas que adopta el producto tienen como gran ventaja la facilidad del transporte, pero su utilidad puede ser diferente. La primera ventaja de las galletas sobre los otros productos es que puede consumirse directamente, sin necesidad de manipulación alguna. Presenta además una gran facilidad de distribución e ingestión, así como la posibilidad de calcular con precisión las dosis precisas en situaciones de emergencia. Su presentación en unidades envueltas en papel de celofán garantiza unas condiciones higiénicas especialmente importantes en comunidades que viven en condiciones tan precarias. Como únicos inconvenientes aparecen. la tendencia a consumir mayor cantidad de la necesaria, por el escaso volumen de cada unidad de nutrición, y, tal vez, la necesidad de consumirlas acompañadas de algún líquido.La harina debe ser dispersada en agua, pero ésta puede ser fría. Tiene la ventaja de poder mezclarse con los alimentos propios de la zona e incorporar los sabores a los que la población está acostumbrada, dotándolos del contenido nutritivo de que carecen por sí solos. Es, además, fácilmente aceptable por enfermos, ancianos y niños. El principal inconveniente que presenta esta forma es la posibilidad de cometer errores en la dosificación, por tratarse de un producto a granel.

Más información
Expertos españoles crean una nueva galleta para poblaciones desnutridas

Finalmente, las cortezas expandibles deben ser fritas en aceite vegetal y presentan un mayor contenido energético que las formas anteriores. Son muy agradables al paladar y, a igualdad de peso, dan mayor sensación de plenitud que las demás formas. Las cortezas están tan condensadas que una vez fritas quintuplican su volumen.

Su principal inconveniente es que la cocción afecta a su contenido vitamínico, aunque las vitaminas más necesarias, la A y la D, resultan menos disminuidas. Otro inconveniente es que deben freírse en el lugar en que se consumen, dada la diferencia de volumen entre el producto crudo y el cocido.

En el caso de Etiopía, la escasez de madera para hacer fuego y la inexistencia de otras fuentes energéticas dificulta su utilización en los campos más necesitados, pero puede ser útil en ciudades o poblaciones en situación menos precaria. En estos momentos se está estudiando la posibilidad de crear pequeñas factorías que frían las cortezas en puntos estratégicos que faciliten la distribución.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_