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Reportaje:

La huida del oligopolio en los vinos de La Rioja

La venta de las tres primeras bodegas (Franco-Españolas, Lan y Paternina) al empresario Marcos Eguizábal sólo consiguió trasladar la propiedad de unas manos a otras, manteniendo casi intacto el alto grado de concentración empresarial. A los sindicatos, que habían defendido el sentido social de la reprivatización, sólo les quedó jugar la difícil carta de Berberana, una empresa con una problemática estructura financiera a pesar de la ayuda económica de más de 1.000 millones de pesetas que se le inyectó desde Hacienda.En el pasado mes de febrero se planteó la reprivatización de Berberana con una premura de tiempo que cogió desprevenido al sector. Los cuadernos de ventas se remitieron apenas 10 días antes de que terminara el plazo de presentación de ofertas, anulando la formación de una alternativa cooperativa que se había empezado a gestar a más largo plazo. Conociendo la lentitud y falta de agilidad operativa de las cooperativas, cuyas decisiones han de ser aprobadas por la asamblea general de socios, este planteamiento reprivatizador equivalía en la práctica a no darles una opción de compra.

La oferta improvisada por un grupo de trabajadores de Berberana fue desestimada, y la comisión asesora para la reprivatización propuso al empresario catalán Pedro Rovira como adjudicatario de Bodegas Berberana. Sin embargo, antes de que la decisión pasara al Consejo de Ministros, el presidente de la comunidad autónoma, José María de Miguel, cuyo Gobierno había estado hasta entonces al margen de todo el proceso reprivatizador llevado directamente desde Madrid, consigue convencer al ministro Boyer para que por primera vez en toda la operación de venta del holding expropiado se aceptara dar marcha atrás en la adjudicación de Berberana y se articulara desde la comunidad autónoma una nueva oferta excepcional de las cooperativas.

Primeras adjudicaciones

Después de la adjudicación de las tres primeras bodegas a Marcos Eguizábal todas las miradas se volvieron hacia el papel que había jugado el Gobierno autónomo. Existía una sensación generalizada de que se estaban vendiendo las empresas a precio de saldo y de que en esas condiciones hubiera sido deseable distribuir de otra forma la propiedad de las bodegas expropiadas a Rumasa.El presidente riojano salió al paso de estas críticas sobre su falta de intervención en el proceso reprivatizador repartiendo la carga de responsabilidades. "Hace más de un año convocamos a los presidentes de las cooperativas para ofrecerles nuestro apoyo de cara a la formación de una cooperativa de segundo grado, pero ni siquiera se nos dio una respuesta a esta petición. Nosotros no podemos asumir esa responsabilidad cuando las no han sido capaces de articular un proyecto".

Hace un año, sin embargo, no se conocía apenas nada sobre los mecanismos de la reprivatización, y para cuando se han dado cuenta sólo quedaban por vender las Bodegas Berberana. La adjudicación de Paternina a Marcos Eguizábal, rodeada de una indudable polémica final, se saldó en favor de este empresario entre otras cosas porque la alternativa que representaba el grupo Savin, el gran perdedor de toda la reprivatización, no solucionaba los grandes problemas estructurales de la propiedad del vino de Rioja. En la venta de las bodegas Lan y Franco-Españolas, consideradas por los sindicatos UGT y Unión de Agricultores y Ganaderos de La Rioja (UAGR) como las más apropiadas para pasar a manos de los agricultores, no hubo ninguna oportunidad debido a la falta de información y de organización interna.

En estas circunstancias, Berberana se plantea como la última salida de cara a realizar el gran salto hacia adelante en la comercialización del vino de las cooperativas que representa el 45% de todo el que se produce en La Rioja. La venta de estas bodegas a Pedro Rovira suponía concentrar casi el 80% de la comercialización del vino de Rioja en cuatro manos: las del empresario catalán junto al grupo Savin, AGE y Marcos Eguizábal, y dejar sin solución las tensiones de precios que periódicamente sacuden al sector.

El presidente, De Miguel, ha manifestado que "la historia del vino de Rioja está llena de tensiones cíclicas entre el sector productor y el comercializador por quedarse con el valor añadido del producto, que se han trasladado a la mesa de negociaciones por la vía de los precios". Este año, si se mantienen las grandes perspectivas para la próxima cosecha, los agricultores pueden pagar muy cara la falta de acuerdo en la negociación de precios del año pasado.

El sector de las empresas vinícolas también se ha movido activamente para evitar que Berberana pasaraa manos de las cooperativas. El presidente de la patronal riojana, Luis Felipe Rosel, después de entrevistarse con el presidente de la comunidad autónoma no dudó en reconocer que los empresarios preferían como comprador a Pedro Rovira antes que a las cooperativas riojanas.

Caminos cruzados

Pero en el camino se han cruzado además las posiciones que mantenía el Gobierno regional y la UAGR, cuyo enfrentamiento ha condicionado en buena medida la minoritaria respuesta final de las cooperativas. Este sindicato planteaba repartir las acciones en tres partes, entre las cooperativas, los empleados de Berberana y la comunidad autónoma con las cajas de ahorro. Desde la Dirección General del Patrimonio, en cambio, se manifestó que la mayoría de las acciones debería estar en manos de las cooperativas, reservando un 5% de aquéllas para que la comunidad autónoma y las cajas de ahorro, mediante un voto de calidad, controlaran la gestión.Este enfrentamiento entre la UAGR y el Gobierno socialista autónomo, a raíz de la reprivatización de las Bodegas Berberana, se ha comparado con la tensión surgida entre UGT y el Gobierno con motivo de la reforma de las pensiones. Nada explica, sin embargo, que en las últimas semanas no se hayan planteado esfuerzos negociadores para evitar que se tambalease el acuerdo político entre el Gobierno regional y la UAGR, y que se plasmó en la colocación en la Consejería de Agricultura a personas de este sindicato.

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