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A los 40 años de la derrota nazi

La visita del presidente de Estados Unidos a Portugal se presenta como la única etapa tranquila de su gira

La última etapa de la gira europea de Ronald Reagan -su visita a partir de esta tarde a Lisboa- se presenta como la más tranquila desde que el presidente norteamericano llegó el pasado día 1 al Viejo Continente. Los servicios de seguridad de la Casa Blanca son tal vez los únicos que toman en serio las amenazas de algunos grupúsculos de extrema izquierda y el peligro de una acción de las Fuerzas Populares Veinticinco de Abril (FP-25). Varios atentados atribuidos a esa organización se han producido contra la Embajada de EE UU en Lisboa y otros objetivos relacionados con la OTAN después del encarcelamiento, el 20 de junio de 1984, de Otelo) Saraiva de Carvalho (presunto líder de ese grupo), y más precisamente en los últimos seis meses.

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En estas semanas han sido repartidos carteles y octavillas con el nombre del presidente norteamericano seguido de la esvástica y frases como Reagan, asesino; o Reagan, fuera de Portugal, pero las manifestaciones convocadas por los sindicatos de Lisboa (ligados a la CGT, de inspiración comunista) para el miércoles y por grupos de artistas para el jueves no alterarán presumiblemente el buen desarrollo del programa oficial de la visita. Ésta seguirá un guión rigurosamente idéntico -hasta en su duración total: 41 horas- al de la visita a España.A ocho meses de las elecciones presidenciales portuguesas, el primer ministro, Mario Soares, ya en plena campaña electoral, cuenta con el título de very especial friend (amigo muy especial) que Ronald Reagan le atribuyó cuando visitó la Casa Blanca después de la victoria del Partido Socialista (PS) en 1983.

Todos los comentarios de la Prensa internacional subrayan que Portugal es actualmente el más fiel e incondicional aliado europeo de Estados Unidos.

El apoyo a la política de Washington no es atributo exclusivo de los socialistas: socialdemócratas y democristianos del CDS son también ferozmente atlantistas. Los comunistas son los únicos que no comparten la admiración general de la clase política lusa hacia las teorías del presidente de Estados Unidos. Pero el PCP no dejará por esto de asistir a la recepción a Reagan en el Parlamento de Lisboa, donde los únicos ausentes serán los tres socialistas de izquierda del grupo de Antonio Lopes Cardoso elegidos en las listas del PS, que decidieron solidarizarse con la protesta contra la visita del jefe del Estado norteamericano al cementerio de Bitburg, donde están enterrados miembros de las SS nazis.

Favores de Estados Unidos

El presidente portugués, Antonio Ramalho Eanes, que visitó hace una semana Mozambique, y que trajo un mensaje personal del presidente Samora Machel para Reagan, dispone de informaciones sobre la evolución de la situación en África Austral; y Nancy Reagan encontró en Manuela Eanes una interlocutora y una colaboradora entusiasta para la campaña que la primera dama norteamericana lleva personalmente contra la droga. No es, pues, el presidente Eanes el que más perjudicado puede sentirse con los favores de Reagan a Soares. Más irritados están los dirigentes del PSD, el segundo partido de la coalición en el poder. Varios líderes socialdemócratas han denunciado reiteradamente el apoyo dado a la candidatura presidencial de Soares por la Embajada de EE UU.

Reagan ha decidido colocar corno nuevo embajador en Lisboa a un amigo suyo, el ultraconservador Frank Shakespeare, actual responsable de las emisiones de radio dirigidas a la Europa del Este. La Voz de América tiene en Portugal uno de sus principales emisores y ahora desea aumentar la potencia de estas transmisiones.

Pero éste no es el único servicio que Washington desea obtener del Gobierno amigo y aliado de Lisboa: las fuerzas armadas norteamericanas quieren más y mayores facilidades para la fuerza de despliegue rápido en territorio portugués. Portugal quiere a cambio ayuda para modernizar y reequipar sus fuerzas armadas.

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