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Reagan visita el Viejo Continente

La visita del presidente de EE UU al cementerio de Bitburg empaña la reunión de los países desarrollados

La discusión sobre la visita del presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, al cementerio de Bitburg, donde están enterrados 49 miembros de los grupos armados de las SS, domina completamente el interés de los medios de comunicación y la vida política en la República Federal de Alemania (RFA); la cumbre de los siete países industrializados, que comienza el jueves en Bonn, ha quedado en segundo plano. Lo que se había preparado con el propósito de allegar votos a los democristianos en los comicios del domingo día 12 se ha vuelto contra el canciller Helmut Kohl que ha comenzado a oír críticas hasta de sus propios aliados.

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El jefe del Gobierno japonés, Yasuhiro Nakasone, llega hoy a Bonn en visita oficial, que enlaza con la llamada cumbre de países ricos, pero el asunto dominante en la RFA es la visita de Reagan y Kohl al cementerio de Bitburg. Hasta hace unas semanas, la pequeña ciudad de poco más de 10.000 habitantes era sólo conocida por las excelencias de su cerveza, pero ahora, hasta su alcalde se ha convertido en un personaje famoso a escala mundial. Los periodistas de las cadenas de televisión de Estados Unidos y de otros países hacen cola para registrar las palabras del burgomaestre de esta ciudad de Renania-Palatinado. Theo Hallet, que así se llama el alcalde, se niega a que se haga una segunda desnazificación con los muertos y se empiece a seleccionar entre las tumbas, 40 años después del final de la guerra.El mal gusto que supone emplear la palabra selección -que era el término usado en los campos de exterminio nazis para definir el procedimiento de escoger a las personas destinadas a las cámaras de gas- no es la única declaración fuera de tono estos días, en una agria polémica que podía haber sido evitada con un poco más de visión política por parte del canciller Helmut Kohl.

La visión estrecha y provinciana de Kohl le ha llevado a este callejón sin salida. Lo que había sido planeado como una aparición triunfante ante las cámaras de televisión, con la idea de capitalizarlo políticamente una se mana más tarde en forma de votos democristianos (CDU) en las elecciones de Renania-Westfalia, se ha convertido en un desastre sin precedentes.

Con la esperanza de que la cumbre de Bonn y la visita, de Reagan se tradujeran en votos para la CDU el 12 de mayo, fecha de la prueba decisiva para el Gobierno de Kohl, se adelantó la fecha de la reunión de los siete países industrializados, que generalmente se celebra en junio La conmemoración del 8 de mayo, 40º aniversario del final de la guerra, ya planteó problemas por la alergia de Kohl y su entorno ante todo lo que sea revolver el pasado alemán.

En despachos enviados desde la Embajada de la RFA en Washington se advertía sobre la inconveniencia de asociar el final de la guerra con la presencia de Reagan en un campo de concentración. La idea quedó rechazada y se evitó el problema, porque Reagan hablará ese día en el Parlamento Europeo, en Estrasburgo. Como gesto de reconciliación, se pensó en la visita al cementerio militar de Bitburg, donde, cuando desapareció la nieve invernal, surgieron las tumbas de los miembros de los grupos armados de las SS, junto a otras de otros soldados.

Los expertos diferencian entre las SS originarias, de uniforme negro, creadas en 1925, que eran las fuerzas de choque creadas como elite encargada de la protección de Hitler y formadas por nazis fanatizados, y los grupos armados SS. Éstos se crearon posteriormente y tenían un carácter más militar, pero participaron sin duda en acciones especialmente sucias durante la II Guerra Mundial. En la discusión sobre Bitburg se ha sacado a relucir esta diferencia, porque las tumbas del cementerio que visitará Reagan pertenecían a los grupos armados SS.

Sin embargo, las investigaciones periodísticas han sacado a relucir la posible participación de alguno de los allí enterrados tanto en la matanza en la ciudad francesa de Oradour como en el asesinato de prisioneros estadounidenses en Malmedy, durante la ofensiva de las Ardenas, y quizá la intervención en otros actos criminales en Minsk.

En el programa de la visita del presidente de EE UU, que se dio a conocer ayer en Bonn, figura la visita al cementerio de Bitburg y el acto de depositar allí una corona de flores. Las voces de los que piden que se suspenda el acto de Bitburg crecen en la RFA. El portavoz del Gobierno de Bonn, secretario de Estado Peter Boenisch, se ha negado a comentar ayer el programa y no se atrevió a asegurar categóricamente que vaya a haber tal visita. El diario derechista Bild escribió ayer un editorial que llega a la conclusión de que "el canciller debería evitarle a Reagan el camino a Bitburg".

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