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Las negociaciones hispano-portuguesas, pendientes de decisiones políticas

La cuarta ronda de negociaciones técnicas hispano-portuguesas, celebrada el miércoles en Lisboa, no ha aportado resultados significativos en los capítulos llamados sensibles -pesca y unión aduanera- que corresponden a materias que constituyen desde hace años la parte decisiva del contencioso entre España y Portugal.

Los negociadores españoles y portugueses han trasladado a los ministros de Asuntos Exteriores la responsabilidad de desbloquear el contencioso que impide la conclusión del acuerdo sobre el régimen transitorio de las relaciones bilaterales, hasta la plena integración de España y Portugal en las comunidades europeas.

A pesar de las referencias a los muchos capítulos que han sido negociados sin problemas y que son "tanto o más importantes que los temas pendientes", y del prudente optimismo oficial acerca de la posibilidad de concluir el acuerdo bilateral a tiempo para que la firma del tratado de adhesión de España Portugal pueda realizarse, como lo desean Lisboa y Madrid, a finales de mayo o principio de junio, una cosa quedó clara después de esta cuarta ronda: han fracasado todos los esfuerzos para conseguir un acercamiento de posiciones en materia de pesca.

La próxima reunión, a celebrar el martes, en Madrid, se centrará exclusivamente en el comercio de productos industriales -que ya fue objeto de varios encuentros- y agrícolas, abordado por vez primera el pasado miércoles en Lisboa. La parte portuguesa sigue inflexible en su posición de excluir de las negociaciones las aguas territoriales hasta el límite de las 12 millas, de forma que la comprensión y buena voluntad de la parte española que, según las palabras de Carlos Westedorp, estaría dispuesta a "dar dos pasos por cada paso portugés", tropieza con una intransigencia que, en opinión de los técnicos españoles, tiene más fundamentos políticos, históricos y hasta psicológicos que estrictamente económicos.

Progresos comerciales

Los ministros de Asuntos Exteriores, Jaime Gama y Fernando Morán, tendrán que sacar las negociaciones pesqueras del callejón en que se encuentran, para que puedan ser retomadas las negociaciones propiamente dichas, que tendrán que pasar otra vez a manos de los técnicos. Resueltas -políticamente- las diferencias, las negociaciones podrán concluirse muy rápidamente. Caso contrario, no quedará más remedio que el arbitraje de Bruselas.Preguntados acerca de las posibilidades de conclusión definitiva del acuerdo transitorio en una próxima reunión de los dos ministros, los técnicos españoles admiten que pueden concluir las negociaciones sobre Comercio, que se encuentran mucho más avanzadas y donde las diferencias que subsisten están bien referenciadas y hasta cuantificadas.

El caso de la pesca es diferente, ya que el desacuerdo es de principio y determina la imposibilidad de negociar sea lo que sea.

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