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Tribuna:LA MUERTE DE UN INNOVADOR
Tribuna
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Conseguir el sueño imposible

La obra de Eusebio Sempere, tan rara en el conjunto del arte español, se entroncó fervorosamente dentro de una veta fundamental del arte de nuestra época, aquélla que, partiendo de las premisas constructivistas, pretendía sintetizar el universo, resumirlo y reducirlo a su pura fenomenología estructural para alejarse de sus resonancias psíquicas a través del puro análisis.Una veta profunda que, partiendo de Cèzanne y de la construcción-destrucción del cubismo analítico, se precisa y radicaliza en las posturas extremosas y divergentes de Mondrian y Malevich. Las conclusiones más recientes de esta mantenida y cíclica actitud. fueron el arte minimalista y el arte óptico.

La obra de Eusebio Sempere, curiosamente, aun partiendo de estas coordenadas, se alejó de su radicalización para volcarse en la consecución de un sueño aparentemente imposible: la conciliación del rigor más estricto con una poética personal en donde el lirismo más acendrado y la transposición de los fenómenos sensitivos de la naturaleza se funden creando una inmensa y bellísima paradoja.

La ascética, siempre atildada y reflexiva presencia de Eusebio Sempere correspondíase enteramente con su obra. Esta presencia no excluía el punzón de una mirada fatigada por el minucioso trabajo, ni la entrañable afabilidad, ni siquiera la escondida angustia que afloraba del aparente equilibrio de la presencia del artista que ayer falleció en su propia tierra.

Ambiente vital

Exactamente, como en su obra y como en las vividas contradicciones de su propio ambiente vital. ¿Quién no recordará la desmesura de un espacio en cuyo obrador, prácticamente reducido a una pequeña mesa, casi un pupitre, el pintor trazaba interminablemente línea tras línea, superposición tras superposición, hasta lograr la transparencia del rigor y de la fundida sensación?

Contrastes de una personalidad que planteaba la utopía de la pulcritud tanto a través de su obra como de su persona: siempre recordaremos un inefable rincón de su casa de Cuenca en donde había reconstruido una estancia del siglo XVII, lecho con baldaquín incluido, rodeado de antiguas pinturas enmarcadas. Aquella suma arqueológica, polvorienta y nostálgica parecía constituir la necesaria compensación vital de quien, viviendo en el rigor, precisaba de la huida. Mondrian, de forma semejante y diferente, nos mostró parecido contraste entre la humildad implacable de su taller y su pasión por el jazz y la danza americana.

La minuciosidad de la obra de Eusebio Sempere, su perfección formal, el uso casi exclusivo del formato pequeño y de los colores obedientes a una gama armónica muy definida, no pueden hacernos olvidar, en tan dolorosos momentos, otra hermosa actitud amplificadora de la personalidad.

Generosidad

La generosidad demostrada de Eusebio Sempere para con los demás y la consecución de un sueño aparentemente imposible, la creación del. museo de arte moderno de Alicante, en donde dejó todo aquello que pacientemente recogió, cambió y compró de quienes fueron sus amigos o constituyeron sus focos de interés.

Es reconfortante pensar que todavía existen artistas de tan rara generosidad, como Eusebio Sempere, capaces a un tiempo de practicar con rigor y consecuencia la investigación apasionada de su propio camino y ser testigos con largueza y liberalidad de una época compleja.

Eusebio Sempere perteneció a una generación que tuvo que enfrentarse con problemas inmensos para poderse afirmar. Supo permanecer, a lo largo de su vida, fiel a sí mismo, profundizando en la perseverancia y en el fervor, en un camino riguroso que condujo a una insólita y sorprendente heterodoxia.

El arado campo mental de sus imágenes, como entrevistas desde una altura que engloba y comprime el universo, nos ofrece la bella y minuciosa parcelación de la traspuesta realidad conceptual y sensitiva creada por el artista fallecido en Alicante.

A través de una fijada y aérea reja aparece, en romántica transpiración, el orden y el caos unificados. Así, a través de esta imagen dual de una obra luminosa, recordaremos para siempre la presencia entrañable y querida de Eusebio Sempere.

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