El festival de Madrid inicia una retrospectiva de Vicente Aranda
Un ciclo homenaje al cineasta catalán Vicente Aranda fue inaugurado en el VI Festival Internacional de Cine de Madrid con Fanny Pelopaja, su último filme, presentado por el crítico José Luis Guarner, a su vez autor del librito El inquietante cine de Vicente Aranda, que ha sido publicado con tal motivo. Una obra en la que también interviene el crítico norteamericano Peter Besas, que analiza "un universo áspero cruel y patético, habitado por el laberinto abstracto de sus pasiones", y que será exhibida en su totalidad en el marco del festival.
,MadridVicente Aranda, no siempre celebrado en los comentarios críticos, es, no obstante, un director personal de curiosa valía."Si yo fuera autor de la cantidad de violaciones, castraciones y violencias que se recogen en el libro", dijo Aranda, "debería estar en la cárcel". El director, en un escenario sin luz, presentó tímidamente su trabajo señalando que la violencia que en él se registra no es tanto producto de su imaginación como reflejo de lo que en la vida real se encuentra en las calles y en el interior de las casas. "En cualquier caso", precisó, "sólo hablo de ella para conducir mis historias por otros lados". Criterio evidenciado en Fanny Pelopaja, pero también en sus obras anteriores, en las que Guarner destaca Fata Morgana como la culpable de que Aranda fuera entendido como un adalid de la llamada escuela de Barcelona, tan fugaz como inexistente: "Cuando el director quiso zafarse de esta etiqueta, pesado dogal estético, su iniciativa no se entendió como el lógico deseo de libertad, sino como una inexcusable traición".
Otro filme barcelonés ha sido presentado en la sección a concurso con escasa expectativa popular. Se trata del último trabajo de Santiago Lapeira (El invernadero, Asalto al Banco Central), director joven y poco inspirado, que en Escrito en los cielos cuenta la historia de un seminarista convertido en duro cantante de rock. Las referencias a su vida monacal y al nombre artístico que más tarde empleó, Christian Dios, funcionan como chistes verbales en un filme que no alcanza nunca lo imprevisible. A medio camino entre el underground puro y la obra burguesa, Escrito en los cielos se entretiene en lugares ya comunes en el cine sin apoyos de suficiente originalidad.
Todo lo contrario de Blood simple, el joven filme norteamericano, también presentado en la competición, que ha despertado no poco entusiasmo entre los espectadores. Recogiendo la tradición del cine negro, plantea, en términos narrativos poco usuales, la típica historia triangular en la que el crimen no siempre frustrado afirma o resuelve el conflicto amoroso.
Dirigida por Joel Kohen y producida y coescrita por su hermano Ethan, Blood simple pasó de sapercibida en el último festival de Cannes. Su virtud aparente, la de desarrollar una fértil imaginación en torno a una historia tópica, especialmente en la secuencia en la que el amante debe enterrar al marido de su amada, no tan muerto como él creía. Su virtud real, la de ofrecer un mundo donde el sobreentendido provoca el drama embarcando a personajes que nada conocían de él. Con humor y admirable rigor narrativo, Blood simple se erige ya como una de las candidatas a los premios que el día 30 deberá otorgar un jurado internacional.
Babelia
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