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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Desde hace varios días

EL PAIS ha venido publicando sendos informes sobre Perú a raíz de la proximidad de las elecciones generales en esa nación suramericana. Aparentemente, estas nuevas elecciones deben cancelar una etapa nefasta para la política peruana, etapa cargada de incertidumbre, errores, violencia e intolerancia.Por momentos, da la impresión de que las fuerzas políticas de centro e izquierda parecieran empezar a acostumbrar a la población peruana a la violencia. Parecieran hacer creer al pueblo que la violencia es un mal crónico al que los peruanos debemos empezar a acostumbrarnos.

La guerrilla senderista no surge de la mente enfermiza de algunos intelectuales alucinados, sino de una larga situación de postración en una región de Perú, Ayacucho, donde la población consume menos calorías que las necesarias para sobrevivir, donde las comunidades campesinas han sido sometidas al aislamiento medieval por parte de Gobiernos oligárquicos y burgueses que ni siquiera se han tomado el trabajo de ubicar dichas comunidades en los mapas.

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El APRA y las elecciones peruanas
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Es evidente que las informaciones que llegan de Perú tienden a culpar a Sendero Luminoso de to dos los males que sufre Perú y a avalar cualquier respuesta represiva. Lo más grave de todo es que en el país andino existe, en teoría, un sistema democrático y que, también en teoría, resulta ilógico que en las pampas y montañas ayacuchanas se repitan los mismos dantescos espectáculos que han conmovido las conciencias a raíz de las investigaciones de la tragedia argentina: desaparecidos, fosas comunes atiborradas de cadáveres, locales de tortura, poder absoluto a los militares.

Todo parece indicar que el APRA ganará las próximas elecciones. Por ello resulta alarmante lo que declaró hace algunos días Alán García a este diario (ver EL PAIS del pasado 5 de marzo). Dice, a una pregunta del periodista sobre si retirará al Ejército de la zona de emergencia: "Eso son medidas instrumentales que no se pueden decir mientras se esté en el Gobierno...". Habría que preguntarse si el señor García enviará a las huestes apristas (búfalos) a defender la democracia, o si estos ejércitos informales de militantes apristas, curiosamente leales a los métodos violentos que hoy, con tanto sentido de la oportunidad, condenan, formarán grupos paramilitares como antaño para poner a todos en vereda y evitar cualquier acto de rebeldía. Los resultados de estas medidas son fácilmente previsibles. Ningún pueblo que pierde fe en los gobernantes que eligieron asume la pasividad; todo lo contrario, la rebeldía crece, y ello, qué duda cabe, es una manera de convencer a los militares de que el poder es para ellos. Ya Ronald Reagan ha ofrecido duplicar la ayuda financiera para gastos militares en Perú, lo que convertiría a mi país en el primer cliente en Suramérica en lo que a apoyo bélico se refiere. Dialogar con la guerrilla, amnistiar presos políticos, respetar la autonomía de las comunidades campesinas, rescatarlas del letargo y de la postración, demostrarles que son peruanos no sólo por el hecho de vivir dentro de las fronteras del país, sino porque tienen derecho a la dignidad y al respeto. Éstas son las solucioens que muchas organizaciones han planteado.

De no ser así, Perú, con toda su riqueza histórica, con su larga tradición cultural, se verá irremediablemente hundido en la vorágine de la violencia irracional.- .

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