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DEMOCRACIA Y DIÁLOGO EN MONTEVIDEO

Reagan intenta ganar a toda costa la batalla propagandística sobre Nicaragua

Francisco G. Basterra

La Administración de Ronald Reagan ha calificado la última oferta de paz de Nicaragua como puro humo, y piensa que el hecho de haber sido formulada es el reco nocimiento de que la política de dureza contra los sandinistas está dando sus resultados. Sin embar go, el presidente y la Casa Blanca parecen estar perdiendo la batalla de la opinión pública y del Congreso, que dan signos crecientes de que no apoyan una política crecientemente intervencionista cuyo final lógico no puede ser otro que el derrocamiento del Gobierno de Managua. Ronald Reagan está apostando muy fuerte y no puede perder la batalla de la opinión pública porque esto significaría un golpe muy grave para su política hacia Centroamérica.En una acción concertada, los diferentes sectores de la Administración han coincidido en rechazar la oferta del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, que prometió el jueves devolver a La Habana a 100 asesores cubanos y detener la compra de todo tipo de armas. La propuesta ha sido considerada insuficiente y definida como un truco de relaciones públicas para influir sobre el Congreso norteamericano, que en las próximas semanas deberá votar sobre la reanudación de la ayuda encubierta a los rebeldes que luchan contra la Junta sandinista desde Honduras, apoyados y armados por la CIA.

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Sólo el Departamento de Estado parece dejar una mínima posibillidad de diálogo que podría concretarse en una entrevista de George Shultz y el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, en Montevideo, donde ambos asisten a la toma de posesión del nuevo presidente democrático tiruguayo, Julio Sanguinetti.

El vicepresidente George Bush fue el encargado de responder negativamente a Daniel Ortega. En un discurso pronunciadc, en Austin (Tejas), Bush llamó tiranos a los líderes de Managua e ironizó que la oferta de retirada de asesores cubanos sólo representa el 1% delos existentes (Washington afirma que hay entre 2.500 y 3.500 militares cubanos en Nicaragua). La propuesta de detener el rearme la consideró como una "paiasa en la compra de armas que no pueden digerir".

Bush insistió en que es necesario que el Congreso apruebe los 14 millones de dólares, porque en caso contrario habría que realizar la ayuda de otra manera y podría equivaler a "una declaración de guerra". El vicepresidente mostró ante las cámaras una carta con sellos nicaragüenses con la efigie de Karl Marx como prueba de la definitiva sovietización de los sandinistas.

Bush trató de demostrar quee eell objetivo final de Managua es extender su revolución por toda Centroamérica y acabar "como postre" con Costa Rica. Washington vería con buenos ojos una paulatina disminución de relaciones diplomáticas, que podría llegar a la ruptura, con Nicaragua. La Prensa norteamericana ha informado que Costa Rica está considerando seriamente dar este paso.

Reconocer a los 'contras'

Estados Unidos estudia también la alternativa de un reconocimiento político limitado de los contras no como Gobierno en el exilio, sino como fuerza política, al igual que algunos países hacen con la Organización para la Liberación de Palestina o México y Francia hicieron con la guerrilla salvadorefía. Reagan necesita presentar ante el Congreso previamente la unión definitiva de todas las fuerzas que se oponen a los sandinis tas, y en este sentido se considera crucial una reunión prevista para este fin de semana en San José.Algo está fallando, sin embargo, en la campaña pedagógica de la Administración para lograr la ayuda a los contras, cuyo valor es sobre todo político, ya que 14 millones de dólares es una cantidad mínima que puede hacerse llegar a los rebeldes por cualquier medio indirecto. Cuatro de cada cinco norte americanos se oponen a una política norteamericana que persiga el derrocamiento de los sandinistas. Cada día que pasa es más evidente que el Congreso no renovará la ayuda encubierta. El presdente del Comité de Relacioines Exteriores del Senado, Richard Lugar, advirtió ayer que Reagan no tiene ninguna posibilidad de conseguir un voto favorable de las dos Camaras.

El viceministro de Asuntos Exteriores nicaragüense, José Víctor Tinoco, lleva toda la semana en Washington tratando de persuadir a los congresistas para que no voten la ayuda a los contras. Edén Pastora también está aquí, y con gran candidez ha declarado que sus rebeldes son sólo un instrumento manipulado por la política norteamericana a un precio de ganga. La Casa Blanca está convencida de que Managua está a punto de desencadenar una fuerte ofensiva contra los contras que puede acabar con ellos por un largo período de tiempo y estima vital una ayuda urgente. Nicaragua ha conseguido demostrar ante la opinión pública de este país que los principales jefes de los rebeldes son antiguos oficiales de la guardia somocista, y esta información no ha sido contrarrestada eficazmente por Washington.

El general Paul Gorman, arquitecto de la política militar intervencionista en el Caribe, que se retira como jefe del comando sur estadounidense, ha afirmado ante el Congreso que los contras no tienen posibilidad alguna de lograr una victoria militar contra la Junta de Managua ni ahora ni en muchos años. Sin embargo, ha recomendado que sigan siendo ayudados porque presionan a los sandinistas, que así no pueden ocuparse con la misma intensidad de la revolución y de enviar armas a El Salvador. El influyente diario The Wall Street Journal, comentando sus declaraciones, decía ayer en un editorial que Estados Unidos debe utilizar todo el dinero y ayuda necesarios para que los contras consigan acabar militarmente con el Gobierno de Managua.

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