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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El caso griego, en la OTAN

EL MINISTRO adjunto de Defensa de Grecia, Antonis Drossoyanis, ha reiterado la demanda de su país de que no se realicen maniobras de la Organización del Tratado del Atlántico Norte en el mar Egeo, al tiempo que anunciaba que las fuerzas helénicas no participarían, por el mmento, en maniobras de la OTAN. Esta decisión actualiza la posición peculiar que Grecia ocupa en el seno de la Alianza Atlántica; interesante para España, porque se dan rasgos parecidos entre los dos países, y porque EE UU tiende a englobar los problemas que ambos suscitan entre las dificultades del flanco sur de la OTAN. Las diferencias entre Grecia y EE UU no han comenzado con el aplastante triunfo electoral en 1981 del PASOK, partido socialista de izquierda, no afiliado a la Internacional Socialista, inclinado a posiciones radicales y tercermundistas. Un hecho histórico, la ayuda otorgada por los norteamericanos y por la estructura de la OTAN a la dictadura de los coroneles griegos, que oprimió al país entre 1967 y 1974, influye en la actitud de todos los sectores de la democracia griega. De otro lado, el Gobierno de Atenas siempre se ha sentido discriminado por la eventual preferencia que EE UU ha mostrado hacia Turquía, país con el cual Grecia tiene un viejo contencioso de fronteras, sobre todo relacionado con las islas del mar Egeo.En el programa del PASOK figuraban dos compromisos que no han sido cumplidos: la retirada de la CITAN y la supresión de las bases militares de EE UU existentes en territorio heleno. En realidad, cuando Papandreu llegó al poder, la aplicación de esos dos puntos suponía asumir un peligro serio, precisamente en función de la citada rivalidad con Turquía: hubiese sido empujar a EE UU a jugar a fondo la carta turca; Grecia se hubiese encontrado, en una zona muy conflictiva, en una situación de evidente debilidad. Papandreu ha optado por una táctica compleja: por un lado, tomar distancias con respecto a EE UU, superando una situación, derivada de la posguerra, de permanente sumisión griega a. los designios norteamericanos. El tratado sobre las bases ha sido renovado, pero con un tope, hasta 1988; en esa fecha concluye, o deberá ser, en todo caso, renegociado. A la vez, Grecia sigue en la OTAN, y exige de Washington que se mantenga la relación de 7 a 10 entre las ayudas que recibe y las concedidas a Turquía, proporción que considera vital para su seguridad.

Grecia combina su pertenencia a la OTAN con una actividad internacional bastante intensa de relaciones con los países del Este, y sobre todo con el Tercer Mundo; otorga gran prioridad en su política exterior a la acción contra las armas nucleares, tema en el cual los errores y la pasividad de la diplomacia española son tan notables. Papandreu ha tomado la iniciativa de la creación en los Balcanes de una zona sin armas nucleares que comprendería Bulgaria, Rumanía, Yugoslavia, Turquía y Grecia. Ha rechazado las demandas norteamericanas de modernizar las armas nucleares instaladas en territorio heleno, pidiendo que sean retiradas, y no modernizadas. A, escala mundial, Papandreu ha sido, junto con Olof Palme, el gobernante europeo que se ha asociado a los dirigentes de otros continentes, Alfonsín, De la Madrid, Nehru y Nyerere, para promover una campaña mundial por el desarme nuclear.

Quizá la decisión del Gobierno Papandreu que ha causado en Washington una preocupación más profunda ha sido, en el pasado mes de enero, la adopción de una nueva doctrina de defensa, que define como amenaza. principal la que proviene del Este (es decir de Turquía),y no del Norte, es decir, de países del Pacto de Varsovia. Tal doctrina defensiva no es una originalidad de Papandreu y había sido ya formulada por anteriores Gobiernos griegos. En realidad, está escrita en la historia y en la geografía. La concepción norteamericana de subsumir todas las contradicciones propias de unos u otros países en un exclusivo conflicto URSS-EE UU choca con realidades objetivas. Sería erróneo, en cualquier caso, creer que: dentro de la OTAN solamente existe el "caso griego" y el español. Recientes actitudes, sobre diversas cuestiones, de Dinamarca, Holanda, Bélgica, aparte de la peculiaridad francesa, indican el desarrollo de tendencias centrífugas más o menos sustanciales.

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