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La renuncia a subir los precios muestra el temor del Gobierno polaco a graves disturbios

La renuncia a la subida de precios, prevista para hoy en Polonia, pone de manifiesto la inseguridad del Gobierno y el temor a que la medida provocara reacciones de protesta en la población. En el pasado, en tres ocasiones (1956, 1970 y 1976), las subidas de precios tuvieron como respuesta violentas manifestaciones populares y la medida fue retirada.Sólo en enero de 198 1, en pleno vigor de la ley marcial, pudo el Gobierno polaco imponer una subida para aproximar los precios de los géneros en venta en el mercado a la realidad de los costes de producción.

En esta ocasión, el Gobierno pretendía subir el precio de los alimentos y la energía en un 12% a partir del 1 de marzo. La oposición de los sindicatos oficiales y también el anuncio de una huelga de 15 minutos convocada por la clandestinidad y por el presidente del disuelto sindicato Solidaridad, Lech Walesa, ha hecho desistir al Gobierno, que anunció que la subida se realizará de forma paulatina en el futuro.

La economía polaca atraviesa una situación difícil, en un invierno muy duro que ha provocado un incremento considerable en el consumo de energía. Según publicaban días atrás los periódicos polacos, se ha tenido que reducir la exportación de carbón para asegurar el suministro energético interno. El carbón es la principal fuente de divisas occidentales de Polonia, que tiene todavía una fuerte deuda exterior en dólares. Por falta de energía se han registrado importantes descensos en la producción -300.000 toneladas menos de acero, 180.000 de azufre y 80.000 de amoniaco-, y otras industrias químicas han tenido que. reducir sus ritmos productivos. El, portavoz del Gobierno, el ministro Jerzy Urban, anunció el pasado martes que el actual plan quinquenal está en peligro.

La subida de precios está justificada en pura lógica económica, porque muchos de los productos se venden muy por debajo de los costes reales de producción. Sin embargo, los sueldos actuales hacen casi imposible el pago de los alimentos y los gastos básicos de cada familia.

Muchas familias sobreviven gracias a las ayudas de familiares residentes, en el extranjero, de la venta de productos recibidos como regalo en el mercado negro y un sinfin de fórmulas para poder llegar a fin de mes.

Los sindicatos oficiales

El empobrecimiento progresivo de la población hace temer que una subida fuerte de precios pudiera provocar protestas o una reacción incontrolada, como ya ocurrió en el pasado.Hasta los sindicatos oficiales, creados tras la prohibición de Solidaridad, se opusieron a la subida de precios. De esta forma, dichos sindicatos, que, según sus propias informaciones, cuentan ya con cinco millones de afiliados, tratan de conseguir una cierta simpatía popular al demostrar que no son una simple correa de transmisión del Gobierno.La subida de precios fallida ha, servido también para provocar un acercamiento en la dirección visible del sindicato prohibido Solidaridad, concretamente Lech Walesa y los dirigentes de la clandestinidad. La desconvocatoria de la huelga de 15 minutos prevista para ayer llevaba la firma de Walesa y la de Zbigniew Bujak, el único de los dirigentes de Solidaridad que permanece en la clandestinidad desde el 13 de diciembre de 1981 y todavía no ha caído en manos de la policía.

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