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Científicos de tres países reconstruyen el asesinato de Pizarro a partir de sus restos

Alrededor de una docena de investigadores científicos de tres países han concluido las investigaciones sobre el asesinato y posterior desaparición del cadáver del conquistador Francisco Pizarro, ocurrido hace 444 años en Lirria (Perú). El hallazgo del cráneo y huesos de Pizarro en la cripta de la catedral de Lima, en junio de 1977, sorprendió en su momento, ya que hasta entonces se tenía expuesto el que se suponía su cuerpo en una urna de cristal situada en un altar de mármol en la catedral. El estudio de estos restos ha permitido reconstruir el asesinato del conquistador. Hace unas semanas se realizó en Lima un funeral según el rito que indicó el propio Pizarro en 1537.

Todo parecía claro, aunque un poco chocante, cuando al entrar a la catedral de Lima se observaba hacia el lado derecho, cerca de la entrada, la urna de cristal que sobre un altar de mármol contenía el esqueleto momificado de Pizarro, de un color azafranado. En 1891, con motivo del 3502 aniversario de su muerte, se decidió exhibir públicamente sus restos en este lugar, y desde entonces fue paso obligado para todo el que visitaba Lima.Cuando en 1977 un grupo de obreros que realizaban refacciones en la cripta de la catedral se toparon casualmente con una caja de plomo con algunas inscripciones borrosas, no podían sospechar que se trataba de los que más tarde resultaron ser los verdaderos restos del conquistador español. Tras una pared había un nicho donde encontraron la caja. La inscripción rezaba: "Aquí está la cabeza del señor marqués don Francisco Pizarro, que descubrió y ganó los reinos del Perú y puso en la Real Corona de Castilla". Al lado se encontró un féretro forrado interiormente en terciopelo, que contenía una gran cantidad de huesos. Más tarde, las investigaciones determinarían que se trataba de varios cadáveres, el de una mujer adulta, los de dos niños y el de un hombre maduro que luego se comprobó que era el de Pizarro.

La autenticidad de los restos de Pizarro fue determinada en abril del año pasado. El equipo que reunió las piezas de este enigma estuvo compuesto por arqueólogos, antropólogos, patólogos, radiólogos, químicos, historiadores y algunos detectives voluntarios procedentes de distintos hospitales, museos de arte y universidades. Entre ellos, el arqueólogo peruano Hugo Ludeña, director del Proyecto Pizarro.

La azarosa vida y el sangriento episodio de la muerte de Pizarro constan casi en detalle en los libros de historia, pero la leyenda ocultó los acontecimientos que se dieron después de ésta. Víctima del primer golpe de Estado de la América hispánica de entonces, Pizarro tuvo una muerte dramática. El 26 de junio de 1541, tras salir de misa, el fundador de Lima se dirigió a su palacio, actual residencia del presidente de la República. Después de comer, el palacio fue asaltado por los hombres de Almagro el Mozo, hijo de Diego de Almagro, a quien Pizarro había hecho ejecutar un año atrás.

Según el patólogo y ex ministro de Salud de Perú Uriel García, la herida. fatal fue aquella que al destrozarle la mandíbula le cortó, probablemente, la yugular y la arteria carótida, dañándole también la espina dorsal, entre la cuarta y quinta vértebra, lo que le causó una parálisis antes de morir. Además de ésta, los atacantes le causaron otras 17 heridas.

Amigos de Pizarro, temiendo que los atacantes lo decapitaran para empalar su cabeza en la plaza, tal como él solía hacer, lo enterraron esa misma tarde tras la iglesia. El cuerpo de Pizarro fue exhumado el 21 de junio de 1544 y vuelto a enterrar con honores bajo el altar mayor de la iglesia. El cuerpo estuvo ahí 85 años. Luego cambió de lugar varias veces, de acuerdo a las necesidades de refacción y ampliación de la catedral. En 1661 hubo una nueva exhumación y su cabeza se depositó en una caja de plomo, mientras sus huesos se pusieron en un féretro. El documento que contenía esta información se descubrió en 1935, cuando ya reposaba otro Pizarro en la urna de la catedral.

Pizarro tenía 63 años al morir; su edad fue determinada a través de una técnica utilizada para establecer la antigüedad de los árboles. Su verdadero rostro fue reconstruido en Estados Unidos mediante una técnica avanzada y con la ayuda de ordenadores, para realizar un modelo en material plástico. El estudio sobre Pizarro ha concluido y ya se ha firmado un convenio con España para tomar disposiciones sobre la conservación de estos restos, por lo menos durante 400 años más.

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