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ESCÁNDALO FINANCIERO EN LA ALTA SOCIEDAD ESPAÑOLA

Eduardo García de Enterría, un hombre en la sombra con 'peones' destacados

F. J. "Un hombre que siempre tuvo peones importantes en sitios destacados". Así definió ayer un estrecho ex colaborador a Eduardo García de Enterría, cabeza de toda una, escuela liberal de administrativistas españoles, catedrático en la universidad Complutense de Madrid, especialista que ha prestado asesoramiento legal en los temas más espinosos y controvertidos de la vida pública española.

Es, además, desde 1978, juez -representando a España- del Tribunal Europeo de Derechos del Hombre, dependiente del Consejo de Europa, y miembro del consejo del patronato del Patrimonio Nacional, que preside el marqués de Mondéjar. En junio de 1977 fue nombrado doctor honoris causa por la universidad de la Sorbona, distinción inédita desde los tiempos de Menéndez Pelayo para un español no exiliado. El pasado mes de octubre, García de Enterría recibió,de manos del Rey, el Premio Príncipe de Asturias a las Ciencias Sociales "por su constante labor investigadora y docente". Es autor de varias obras sobre Derecho Administrativo y de comentarios a la Constitución.

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García de Enterría, un santanderino de 51 año que, al menos en una ocasión, rechazó ser ministro (Adolfo Suárez le propuso para la cartera de Educación en su primer Gobierno, en julio de 1976), ha influido siempre en los mecanismos del poder desde la sombra, algo a lo que no es ajena su condición de letrado del Consejo de Estado, en excedencia.

Discípulos importantes

Ya a comienzos de los años setenta, uno de sus compañeros en el cuerpo de letrados del Consejo, José Luis Villar Palasí, cuyo acceso a la cátedra se vio notablemente facilitado por García de Enterría, fue nombrado ministro de Educación y Ciencia. Luego, en tiempos ya de UCD, fueron Sebastián Martín Retortillo y Juan Antonio Ortega Díaz-Ambrona los hombres de la escuela Enterría que ocuparían puestos destacados en el Gobierno (Juan Antonio Ortega había trabajado previamente en el despacho que el prestigioso administrativista tiene en la calle del Príncipe de Vergara, de Madrid).

Discípulos más o menos directos suyos, dentro de la actual Administración socialista, son el propio ministro de Administración Territorial, Tomás de la Quadra; el secretario general técnico de este departamento, Francisco Sosa, y el director del Instituto de Administración Local, Luciano Parejo (García de Enterría pasa por ser un notable especialista en temas urbanísticos).

Catedráticos y discípulos que mantuvieron en su día una estrecha relación con García de Enterría y su esposa -hija del presidente honorario de la Academia de Medicina, Benigno Velázquez- manifestaron ayer su extrañeza ante la presunta implicación del administrativista en un delito de evasión de divisas. Uno de ellos llegó a apuntar la hipótesis de que García de Enterría pudiese estar pasando alguna asignación económica a su hija Ana, casada con un periodista de la televisión suiza y residente habitualmente en Ginebra, ciudad donde el propio García de Enterría suele pasar sus vacaciones veraniegas.

García de Enterría saltó a los titulares de los periódicos cuando, en 1991, encabezó el grupo de expertos encargado por el Gobierno de UCD de elaborar informes sobre las autonomías. En tal calidad, se le considera uno de los padres de la LOAPA, por cuyo dictamen no quiso cobrar los honorarios (un millón de pesetas) que sí percibieron otros miembros del grupo. Antes había emitido un dictamen contra la ley de Autonomía Universitaria y,- posteriormente, sobre los bancos en crisis, el decreto de expropiación de Rumasa y la ley de rebajas catalana, entre otros.

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