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Reportaje:

Duros ataques contra los obispos progresistas de Perú en un mensaje manipulado que fue leído ante el Papa

Juan Arias

La última jornada de Juan Pablo II en Perú, donde ha sido bautizado como el hombre de acero, fue marcada ayer por la polémica sobre la grave manipulación que tuvo lugar durante el encuentro multitudinario de los jóvenes de Lima, el sábado pasado, cuando el mensaje aprobado oficialmente que debía leer el representante de las juventudes católicas fue cambiado por otro que contenía duros ataques a los obispos progresistas.

El texto original del mensaje al Papa que había sido ya distribuido a la Prensa y que iba a leer el joven Antonio López, en nombre de todos su compañeros, hablaba de la fidelidad de los jóvenes peruanos al Concilio Vaticano II y a las resoluciones del episcopado latinoamericano de Medellín y Puebla, en relación con "la opción preferencial de la Iglesia hacia los pobres". Se trataba de un texto esperanzador de los jóvenes al Papa, escrito todo él en clave positiva.Pero cuando el joven estuvo ante Juan Pablo II, leyó otro texto completamente diferente, en el cual no se hablaba ya ni del Concilio ni del empeño con los pobres, y se afirmaba, por el contrario, que "los jóvenes vivimos en un estado de confusión debido a que ideologías contrarias a Cristo y a su Iglesia tergiversan el mensaje divino". Y lo más grave es que en el nuevo texto había un claro ataque a la parte más progresista del episcopado de Perú cuando decía: "Desalienta, Santidad, que las personas encargadas de parar esta situación de las cosas no tomen cartas en el asunto".

La Prensa ha calificado de "escandalosa manipulación" lo ocurrido, y ha dedicado, en las últimas 48 horas, amplia información y comentarios al caso. Y se da a entender que se ha tratado de un golpe bajo por parte de la Iglesia conservadora de Perú al cardenal arzobispo de Lima, Juan Landázuri, una de las figuras más abiertas, no sólo del episcopado peruano, sino de toda la Iglesia. No le fue posible a ningún periodista acercarse al joven para pedirle explicaciones.

De acuerdo con informaciones recogidas por EL PAIS en el ámbito eclesial, parece que se ha tratado de lo siguiente: momentos antes de que el joven leyese el discurso ya aprobado, alguien -que no conocía- le entregó el segundo texto, afirmando que se lo había dado el arzobispo de Arequipa, el conservador Vargas Ruiz de Somocurcio, que es el responsable nacional de las Juventudes Católicas de Perú. A este punto, el joven se fue a preguntar al mismo arzobispo Vargas, presente en la ceremonia, si era cierto que tenía que leer el segundo texto. Al parecer, el obispo, tras haberlo leído, respondio: "En realidad, no es muy diverso; si te han dicho que lo leas, puedes hacerlo". Ayer, la Comisión Episcopal ha prometido una investigación sobre el hecho. Sin embargo, todo hace pensar que la versión oficial no será dada mientras el Papa esté en Perú.

El acto de masas más importante de la dura jornada del Papa tuvo lugar ayer en el aeropuerto de Piura, la segunda ciudad más importante de Perú. Al acto acudieron 300.000 personas. En esta ciudad, donde tiene gran influjo el Opus Dei, gracias a su importante universidad, Juan Pablo II pronunció ayer el discurso más duro de este viaje contra los seguidores de la teología de la liberación, aunque sin nombrarles explícitamente. Citando el Evangelio, el Papa calificó de Iadrones que vienen a robar, atar y destruir", y denunció a quienes, como "falsos profetas", alteran el Evangelio interpretándolo, dijo Juan Pablo II, "no en clave eclesiástica, sino acomodado a interpretaciones inspiradas en la moda o en visiones sociopolíticas". Con ello, añadió el Papa, "se transforma el servicio a la verdad en servicio a la confusión, cuando no a la mentira". La gente le interrumpió aplaudiéndole frenéticamente.

Juan Pablo II se detuvo durante unos instantes, empapado en sudor, ya que el termómetro marcaba casi 40 grados, y añadió: "Frente a estos peligros es necesario que pastores y fieles conserven una absoluta fidelidad al mensaje integral de Cristo, dispuestos incluso", afirmó el Pontífice, "a dar por ello la vida".

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La multitud respondió a toda garganta al portavoz, que pedía: "Repitan cinco veces ¡paz sí, violencia no!". Y añadía: "ahora aplaudan fuerte tres veces". Ayer un diario de la capital en el colmo del entusiasmo desbordante que ha despertado en Perú la presencia de Juan Pablo II tituló en rojo a toda página: "Es Cristo redivivo".

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