Medidas drásticas contra el hospital de Bilbao en el que murió una niña
El sanatorio Bidarte, de Bilbao, cuyas condiciones asistenciales fueron puestas en cuestión a raíz del fallecimiento la semana pasada de una niña de cuatro años, podría ser clausurado en breve o, alterna tivamente, destinado a funciones de cuidados mínimos, suprimién dose toda actividad médico-quirúrgica.Ambas hipótesis fueron contempladas en una reunión mantenida el martes en Bilbao por el delegado del Gobierno en el País Vasco, Ramón Jáuregui, con responsables del Instituto Nacional de la Salud (Insalud) en la comunidad autónoma. La niña de cuatro años Aintzaine Puente, operada de amígdalas, murió en el centro víctima de una hemorragia.
Si se optase por mantener el centro -para asistencia a ancianos, enfermos crónicos no graves, etcétera-, sería preciso introducir reformas por una inversión no inferior a 200 millones de pesetas. Un informe técnico elaborado hace tres meses por un arquitecto del Insalud aconsejaba la remodelación de todo el interior del edificio, conservando sólo su estructura exterior.
El sanatorio, situado en el barrio de Deusto, una de las zonas más populosas de Bilbao, el sanatorio, tiene un aspecto vetusto y entorno descuidado. Su jardín no sólo es utilizado por algunos vecinos para aparcar el coche o depositar basuras, sino hasta para sembrar lechugas. El sanatorio goza de una fama más bien siniestra.
Según el director comisionado del Insalud en el País Vasco, Javier Goiriena, esa fama no tiene fundamento, ya que "con las estadísticas en la mano se puede demostrar que es un hospital tan bueno como cualquier otro. Accidentes hay en todos los sitios, pero la verdad es que cada vez que ha ocurrido uno en Bidarte ha trascendido a la opinión pública con particular intensidad".
Algunos de esos accidentes fueron el fallecimiento de un joven enseftante, por un fallo en la administración de la anestesia, y las graves quemaduras sufridas por una enfermera al esterilizar con fuego una valva quirúrgica. Por lo demás, las humedades visibles en las paredes, la deficiente iluminación interior, y las deformaciones en los suelos de las galerías contribuyen a acreditar esa imagen negativa del centro.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.