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Un militar español llamado 'míster José Antonio'

El subsecretario Rafael Vera y el teniente general José Antonio Sáenz de Santa María pasaron la noche del 23 al 24 en el hotel Praia-Mar de la capital de Cabo Verde, situado en una zona residencial, sobre un acantilado, en el que se encuentra instalado el faro de María Pía y desde donde se divisa la zona portuaria de la ciudad.La delegación española se registró con nombres y apellidos, a excepción del director general de la Guardia Civil, que figurará para la posteridad en los archivos de clientes del hotel como míster José Antonio, su nombre de pila.

Rafael Vera y sus acompañantes llegaron a la isla de Santiago, donde se encuentra ubicado Praia, sobre las 19.00 horas del pasado jueves, 23, en un bimotor de hélice comercial, de los que habitualmente cubren la línea local Sal-Praia, mezclados con el resto de los pasajeros.

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Horas antes habían arribado al aeropuerto de Sal, capital de la isla del mismo nombre, a bordo de un Mystére de la Fuerza Aérea Española, que les esperó estacionado junto a los hangares hasta el día siguiente.

El subsecretario del Ministerio del Interior ocupó la suite 221 del Praia-Mar, el mejor hotel del archipiélago. Esta suite está situada en la primera planta del hotel, a la que se accede solamente desde el exterior, a través de una pequeña escalera, que evita el paso por recepción.

Más que una suite, la 221 es una doble habitación, con un cuarto de descanso y otro de visitas, este último idealmente acondicionado para cualquier tipo de encuentros o contactos no públicos.

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El director general de la Guardia Civil se alojé en la habitación 108, en un bloque distinto a donde está situada la suite que ocupó Vera. Esta habitación, ya normal, tiene doble acceso: a través de recepción o también por el exterior. Moreno Wirtz y Castro Bermejo ocuparon las habitaciones 107 y 109 respectivamente.

La audiencia del presidente de la República, Arístides Pereira, a Rafael Vera, que le entregó un mensa e personal de Felipe González, se produjo al día siguiente. La delegación española regresó al aeropuerto de la isla de Sal en vuelo comercial y allí se incorporó al avión militar español que les había conducido el día anterior a Cabo Verde, emprendiendo viaje de regreso a Dakar, capital de Senegal, ya en la costa africana.

Ni en el hotel Praia-Mar ni en el Marisol, el segundo en importancia de la capital de Cabo Verde, se alojaron esos días más españoles, al menos registrados con sus nombres y apellidos.

Según testigos presenciales, los miembros de la misión española hicieron, durante su estancia de horas en Praia, "vida muy discreta" por lo que pasaron prácticamente desapercibidos.

La anécdota de la visita la protagonizaron los servicios de manutención del hotel, que no pudieron reparar una avería en el circuito que abastece de agua caliente al bloque donde se alojó Sáenz de Santa María que se vio obligado a ducharse con agua fría. La delegación española abonó por su estancia 16.500 escudos de Cabo Verde, unas 30.000 pesetas al cambio oficial.

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