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Salvados los restos de un edificio romano en Astorga

Un importante conjunto de restos arqueológicos pertenecientes a un edificio público -seguramente las termas o baños públicos romanos de la antigua Astúrica- ha sido localizado y salvado de la destrucción en la ciudad de Astorga (León). Al margen de la importancia concreta del hallazgo, que es considerable según los expertos, la actuación de la Administración en este caso establece una nueva alternativa que trata de crear confianza para evitar la práctica habitual de ocultaciones y destrucción sistemática del patrimonio arqueológico, que es moneda corriente en las zonas urbanas.

Las estructuras han sido descubiertas durante los trabajos de vaciado, previos a la construcción de un nuevo edificio, en un solar de la zona céntrica. La excavación de urgencia, realizada por el servicio de arqueología de la Delegación Territorial de Cultura, ha permitido confirmar la hipótesis de que se trata de una construcción de gran magnitud, con muros de más de dos metros de ancho, lo que abona la tesis de que se ha localizado el primer edificio público de época romana de la comarca.Se ha descubierto una gran sala de 25 por 10 metros, pavimentada con mosaico decorado, en buena parte destruido. Esta habitación está delimitada por un nudo con nichos de sección cuadrangular que presentan todavía el enlucido y el estuco original pintado. A un nivel inferior, aparece una estancia, probablemente una piscina, que fue sometida por sus constructores a un tratamiento especial de impermeabilización y que está asociada a un recinto de carácter axial y a un prefornium, donde se haría el fuego para calentar el conjunto. El ábside conserva un pavimento a base de teselas de cuarzo versicolor. Según Julio Vidal, director de las excavaciones, se ha puesto al descubierto solo una parte de esta antigua edificación cuyos restos se continúan en diversas direcciones en el subsuelo del espacio urbano circundante.

Un inmenso yacimiento

Realmente toda Astorga es un inmenso yacimiento arqueológico. Se trata de una de esas ciudades, tan abundantes por otra parte, cuya historia ha sedimentado sobre un mismo solar geográfico. Pero aquí se produce la circunstancia peculiar de que la acción destructora de la época medieval sobre el subsuelo parece muy escasa. Así pues, la ciudad original romana está materialmente un metro por debajo de la Astorga de nuestros días. Por eso es frecuente la frecuente aparición de restos arqueológicos.

Sobre la sistemática ocultación de la mayor parte de los hallazgos, alguien ha dicho que probablemente en el futuro "la Astorga romana haya que buscarla en las escombreras". El fenómeno no es, por desgracia, privativo de ningún lugar concreto. La picaresca del tapa y calla cada vez que aparece un resto de cualquier tipo es práctica común en los cascos viejos de todas las ciudades españolas. Propietarios y promotores, inmersos en un mercado especulativo donde el suelo urbano se revaloriza a gran velocidad, temen las dilaciones o suspensiones de obra y prefieren -salvo honrosas excepciones- la ocultación y destrucción como sistema.

"En el tratamiento dado por la Administración a este caso", dice Julio Vidal, "hemos preferido iniciar una nueva vía ya experimentada con éxito en otros lugares, que excluye la adopción inicial de medidas de fuerza, como podría ser la paralización de la obra, y tratar por medio de la negociación de romper la desconfianza de propietarios y vecinos para fortalecer una vía de colaboración futura que evite las destrucciones sistemáticas". Dada la importancia de los hallazgos, se parte de la necesidad de su conservación: "Nuestra postura es crear un sótano arqueológico en los bajos de la nueva construcción y proponer, como compensación al propietario, que se autorice a levantar una planta más a su edificio, sin perjudicar el carácter ambiental del contorno".

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