Espejismos que matan
Cuando se acerca la fecha del encuentro en Ginebra entre los responsables de Asuntos Exteriores soviético y norteamericano, quizá sería conveniente aclarar una serie de espejismos que algunos han levantado en sus propios desiertos de miopía política. Así:1. "La URSS ha sido obligada a regresar a las negociaciones de Ginebra. Reagan lo predijo". Las negociaciones de Ginebra sobre la limitación de los misiles de medio alcance fueron torpedeadas por EE UU en noviembre de 1983, cuando dejó de existir su objeto mismo -la limitación-, como consecuencia de la instalación de los euromisiles norteamericanos en Alemania Occidental, Reino Unido e Italia. Con esta instalación, Estados Unidos intentó romper el equilibrio existente hasta entonces y adquirir una ventaja enorme, manteniendo al mismo tiempo negociaciones como una cortina de humo. Los soviéticos no consentimos en darles esa cortina. El encuentro actual entre Gromiko y Shultz no es un nuevo capítulo de las negociaciones rotas. Es un encuentro para buscar algún campo donde la URSS pueda en tenderse con Estados Unidos. Nosotros, los soviéticos, jamás he mos dicho que ya nunca nos sentaríamos a la misma mesa con los norteamericanos. Nos sentaremos, ¡cómo no!, ya que es imprescindible. Pero siempre sobre la base de igualdad y no del dictado. Para buscar cómo disminuir la tensión y no aumentarla. La cita en Ginebra no es una vuelta a la misma mesa de hace años. Son unas negociaciones nuevas de principio. Negociaciones -se podría decir- para ver cómo conducir futuras negociaciones. Gromiko y Schultz hablarán en Ginebra, como podían haberlo hecho en Viena, Helsinki o Madrid.
2. "La URSS ha aceptado los euromisiles como un hecho consumado". Esto es falso, porque la URSS no se puede conformar con la situación creada tras esa instalación. Y no porque seamos testarudos. Sobre nuestras ciudades han colgado 300 espadas termonucleares y el hilo se llama "ocho minutos de vuelo no controlado". Este hilo está en manos de los GI's, de poca cultura y escasa conciencia política, acostumbrados a combatir a los marcianitos en las pantallas por cinco duros; mentalizados además en que somos el imperio del mal. Mate un ruso es el grito de una película americana que actualmente se proyecta en las ciudades de España. La instalación de los euromisiles solamente ha traído al mundo nuevos misiles soviéticos de igual poder y alcance en Europa y submarinos soviéticos que surcan los océanos en las proximidades de las costas norteamericanas. El único resultado de la aparición de los Pershing 2 y misiles de crucero ha sido que el peligro para todo el mundo se ha duplicado en el transcurso de un año. ¿Es aceptable esto para alguien?
3. "La tecnología soviética es atrasada y su economía sucumbirá bajo la presión". Hace muchos años nos sentíamos orgullosos, cuando la tecnología soviética, herencia del tercermundismo zarista, y la economía aniquilada en tres guerras, se consideraban por lo menos comparables en algo con Occidente. En muchos campos todavía estamos por detrás de EE UU, que ha absorbido los mejores cerebros científicos del mundo capitalista. Sí, en EE UU fue fabricada la primera bomba atómica (la nuestra: seis años después), la termonuclear (la nuestra: dos años después), neutrónica (no tenemos), binaria (no tenemos), misiles de múltiple entrada (tres años después), submarinos atómicos (cuatro años después), portaviones nucleares (no tenemos hasta el momento), etcétera. Pero: el primer satélite terrestre se llamó Sputnik, y el primer hombre en el espacio, Gagarin; el primer barco mercante de propulsión nuclear fue soviético, así como la primera central eléctrica nuclear; también el sincrofasotrón y muchos etcéteras. Al ingenio experimental de la fusión de plasma solar, futuro de varias ramas de la ciencia y la energética, se le llama en todo el mundo con un nombre ruso: Tokamak.
Nuestros estimados adversarios a veces no son capaces de comprender las posibilidades de la economía planificada. La URSS, además, no tiene los conglomerados financiero-militaristas, que de hecho mandan en EE UU, haciendo producir equipos obsoletos a precios exorbitantes. Producir un fusil, un barco o un avión en la URSS cuesta de 23 a 50 veces menos que en EE UU. Las bases norteamericanas están diseminadas por todo el mundo y son costosas. Nosotros, por el contrario, no tenemos ninguna fuera del territorio del Pacto de Varsovia. Somos absolutamente capaces de responder a cada paso estadounidense en esta maldita carrera y responder en la medida adecuada a las necesidades reales de la defensa de nuestro territorio nacional y del de nuestros aliados. La economía soviética crece anualmente del 4,3% al 8%, y esto teniendo en cuenta que en la URSS no existe el paro. El presupuesto estatal ha estado equilibrado cada año desde 1948, y en el comercio exterior generalmente tenemos superávit. Es, por el contrario, la balanza de pagos de EE UU la que tiene un déficit de 240.000 millones de dólares solamente en el presente año financiero, sin contar la deuda acumulada, la cual es astronómica.
4. "El arma cósmica será un arma defensiva". Con este proyecto EE UU sueña con encontrarse en la situación siguiente: armas intercontinentales en su territorio, otras iguales en sus barcos, aviones y bases en todo el mundo; misiles estratégicos (los euromisiles) en tierra de Europa, y los paraguas cósmicos sobre su territorio nacional, que posibilitaría asestar el primer golpe y quedarse sin castigo. Situación que permitiría el dictado a cualquier nación en el mundo, grande o pequeña. Es la licencia para atacar. El proyecto echaría por tierra los acuerdos existentes; es muy dudoso desde el punto de vista tecnológico y peligroso ya, ahora, porque desviaría enormes recursos de toda la humanidad hacia unas tareas sin las cuales podemos , vivir. Además, el proyecto presupone erróneamente que la URSS se quedaría en este campo con los brazos cruzados. Tenemos nuestro cupo de errores y malos cálculos, pero suicidas no somos. De nuevo nos obligarían a responder con las contramedidas, adecuadas.
5. "Que las grandes potencias se desgasten...". Es un error pensar que la carrera de armamentos cuesta caro solamente a los pueblos de EE UU y de la URSS. El desgaste es de todos. En el mundo capitalista, por el complejo sistema financiero, dominado en lo fundamental por los norteamericanos. Además de la sangría financiera, la tensión origina una situación política y psicológica tal que hace que las armas en poder de países grandes, medianos y pequeños, modernas ayer, hoy ya necesitan su modernización y renovación. Así, solamente los países de desarrollo invierten ahora anualmente en sus necesidades bélicas 130.000 millones de dólares, es decir, cinco veces más que en 1970.
En estos días, mi ministro de Asuntos Exteriores, Andrei Gromiko, se sienta frente al secretario de Estado, George Shultz. El programa del encuentro no está definido. Espero que buscarán cómo puede sobrevivir el mundo. El éxito de este encuentro depende de si el señor Shultz trae de nuevo en su portafolios espejismos o está dispuesto a prescindir de algunos de ellos y ver el mundo tal como está en la realidad. Por lo menos en algunos aspectos.
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