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La 'Yerma' musicada por García Román

La jornada musical celebrada el jueves en el Español con motivo de las conmemoraciones de Yerma estuvo a cargo de un conjunto coral e instrumental denominados Orquesta y Coro del Teatro Español, que dirigió Jaime Bodmer y que resultó un éxito completo.Muchos compositores han tratado el tema del Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, pero ninguno logró el triunfo de Mauricio Chana en su cantata de 1950. Se advierte en este instante del compositor andaluz una encrucijada ideológica y conceptual que sabe resolver con grande y difícil sencillez. Es el encuentro del cante jondo, de Manuel de Falla, de Federico en la vida y en la muerte, de pena negra, ruedos de luna y, sobre todo, de un juego extraño e inquietante entre presencia y lejanía, actualidad y memoria, presente y pretérito, tradiciones viejas y modernidad, realismo y superrealismo.

Todo lo cual responde a las mil sugerencias del poema. De ahí su larga vida. Jaime Bodmer, viejo amigo del llanto de Ohana (lo estrenó en España tempranamente), sacó el mejor partido al reducido número de ensayos.

El granadino José García Román no ha tratado el tema lorquiano hasta ahora. No quería hacer lorquismo de modo gratuito, convencional u oportunista, según su deseo expreso. Y encontró una ocasión plena de verdad en el cincuentenario de Yerma. Cuando Miguel Narros, director del teatro Español, le solicitó la partitura, no dudó un momento.

García Román clavó el ser y el existir de Yerma a través de cuatro perfiles sintetizadores del personaje, su drama y su ambiente: la orquesta, el pequeño grupo de voces y la solista, la siempre admirable Esperanza Abad, se erigieron en un espectáculo más sustancialmente teatral que muchos dramas y comedias. En los bellísimos cuatro momentos de Yerma, García Román ha extraído la pulpa de la tragedia lorqueña y la ha cantado en dos dimensiones: la íntima interiorización y la eclosión, no se sabe si barroca, surrealista o mezcla de ambas cosas.

A pesar de la limitación de ensayos, Jaime Bodmer, Abad y el conjunto coral-instrumental lograron una versión que puso en pie al auditorio. Las ovaciones y los bravos se prolongaron durante un buen rato, y el compositor, José García Román -como antes Mauricio Ohana-, recogió personalmente los aplausos.

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