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El Gobierno italiano cree que el terrorisino de izquierda se reorganiza

Juan Arias

El Gobierno italiano está convencido de que ha empezado a reorganizarse el terrorismo de extrema izquierda. Así lo anunció hace una semana el presidente del Consejo de Ministros, el socialista Bettino Craxi, aunque en aquella ocasión minimizó el asunto. Sin embargo, los últimos acontecimientos parecen dar la razón a Craxi Ayer mismo, el ministro del Interior, Oscar Luigi Scalfaro, convocó por sorpresa y con carácter de urgencia una cumbre con los principales responsables de los servicios de seguridad y de policía.

Los resultados de dicha cumbre secreta serán presentados ahora por el ministro al comité interparlamentario, convocado para hoy en el palacio de San Macuto, donde se desarrollaron las reuniones de la comisión interparlamentaria sobre la logia clandestina Propaganda Dos (P2). El clima de temor que existe en Italia en estos momentos ante un posible recrudecimiento del terrorismo queda de manifiesto con el hecho de que, por primera vez, la Embajada de Estados Unidos en Roma ha anulado su tradicional fiesta de Navidad.

Por otra parte, el palacio de justicia de Palermo acaba de ser convertido en un bunker, con el cierre de dos calles importantes que lo circundan, a raíz de informaciones confidenciales recibidas, por la policía de que la Mafia prepara un atentado.

Además, los dos asaltos fallidos de días atrás en Roma y Bolonia, en los que murieron dos terroristas y otros dos fueron heridos, unido al robo de un furgón blindado en Roma -acciones reivindicadas por las Brigadas Rojas-, demuestran que algo empieza a moverse.

Por otro lado, en el juiciode apelación que se está celebrando en Roma contra los respon sables del secuestro y asesinato del que fuera presidente de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, y de sus escoltas, el grupo militarista irreductible de las Brigadas Rojas ha reivindicado lo últimos atentados y ha intenta do rendir homenaje a los últimos brigadistas muertos, lo que provocó su expulsión de la sala. Los procesados pretendieron leer un documento al que, curiosamente, no se había adherido Mario Moretti, aunque permanece en la línea de los irreductibles, pero de quien se sospecha que está dispuesto a hablar. Y Moretti es el principal depositario de los últimos secretos sobre el caso Moro.

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