Los nuevos curanderos
, Los organizadores del congreso comenzaron haciendo una declaración de principios en toda regla, al afirmar que "la medicina académica un día, y no lejano, estaba ejercida por peluqueros, por enfermeros y, más allá, por los brujos de los poblados, y no es noble ni justo renegar de nuestros antepasados". El desarrollo de las sesiones no frustró, en absoluto estas intenciones.Por las salas del Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid vagaron durante los días que duró la reunión personas de aspecto poco común en estos ambientes. Había de todo: un personaje con cazadora de cuero, barba hasta la cintura y turbante tipo sij, de un blanco resplandeciente; una madre de familia con un bebé en brazos escuchando una conferencia sobre Farmacología del sagrado Ande; vejetes renqueantes con pinta de brujos y señoras con vestidos adornados con brillantes lentejuelas doradas, de inevitable evocación esotérica, vagando entre las casetas de exhibición de productos dietéticos comerciales o enterándose de las posibilidades deja cocina vegetariana criolla.
Vinieron unos 4.000 congresistas, según los organizadores, atraídos tal vez por el anuncio de ponencias tan exóticas como Los microelementos de las gónadas del mejillón labiado de Nueva Zelanda para alivio de inflamaciones y artritis, Experiencia de la polaridad según la terapia polar del doctor Randolf Stone o La bioinformación en la entropía-negantropía y su importancia en la terapéutica de medicina electrónica aplicada. Divinas palabras para los oídos de los participantes no iniciados en estos misterios.
Prevenir y no curar
Sergio Acosta hacía levantar de sus asientos a los somnolientos congresistas, bramando un mensaje para el que no estaban preparados los oídos: "En este congreso estamos oyendo hablar de curar el riñón, la piel o el cáncer, y esto es meternos en donde no debemos. A nosotros nos corresponde tan sólo prevenir y no curar, que es tarea de médicos. Son seis años de estudios los que tienen estos señores, y el organismo no es un juego de ajedrez. Si nos limitamos a orientar, a utilizar los recursos de la naturaleza para prevenir las enfermedades, jamás tendremos problemas en una comisaría. ¡Debéis meteros esto en el cráneo!".
Y, contra todo pronóstico, el auditorio irrumpe en aplausos. María Teresa, una ATS que ha venido desde La Coruña, me susurra al oído: "Es lo más sensato que he escuchado hasta ahora".
Entre tanto, un mantenedor llena el vacío entre ponencias con pensamientos tan profundos como éste: "La forma de comer es muy importante para la salud, pero ¿quién de ustedes la tiene en cuenta? ¿Quién toma los alimentos del yang con la mano derecha y los del yeng con la izquierda? ¿Quién se preocupa de que el color de los productos se corresponda con la estación? ¿Utilizan para comer recipientes hexagonales o con forma y color semejantes a la época del año? ¿Cuántos de ustedes pone un mantel acorde con cada día de la semana?". Y cuando los atónitos congresistas ya se sienten totalmente culpables, todavía añade: "Un conejo come las zanahorias enteras, y en cambio las rechaza si están partidas en rodajas, ¿y qué están haciendo ustedes con las modernas picaduras automáticas, que destrozan los alimentos?". Y, para acabar de hundir en la miseria a cuantos le escuchamos, concluye: "¿Cuántos de ustedes comen con las piernas cruzadas, sin tener en cuenta la presión que ejercen sobre el plexo del hígado?".
A continuación un ponente explica las virtudes de la plantilla polarizante, "que tiene en cuenta las propiedades bioenergéticas y biomecánicas del pie", y ofrece información complementaria a los interesados, "en una espectacular demostración que tendrá lugar mañana, a las 15.30 horas".
Pero quien realmente brindó uno de los mejores espectáculos fue Willie Castillo, con su Terapia de los metales y los colores, un método con el que afirma haber curado casos de esclerosis múltiple, varios tipos de cáncer, epilepsia y hasta la parálisis facial de un sobrino suyo que, lo que son las cosas, era especialista en medicina interna y, por supuesto, no creía en este sistema curativo.
Willie explica que su terapia se basa en que "metales y colores emiten ondas de cierta frecuencia que pueden hacer que uno se sienta mal o, por el contrario, se cure, porque lo que es válido para uno no lo es para otro, con la excepción del mercurio y el aluminio, que siempre son malos para el organismo.
Y como prueba irrefutable nos cuenta algo que le acaba de suceder: "Ayer quise que me grabaran el nombre de una nieta en uno de esos carteles turísticos que anuncian una corrida de toros, pero no pude recordar su nombre. ¡Lo olvidé por completo! Y me dije: 'Yo tengo algo encima que me está afectando'. Efectivamente, en cuanto llegué al hotel, me duché y me cambié la ropa, en seguida recordé el nombre".
Para hacer una demostración pública de sus teorías pide un voluntario. Acuden unos 10 y elige a una joven a la que comienza "palpando cinco puntos en la oreja", y elevando su brazo en cruz para concluir que "tiene un nivel de energía bastante bueno". Comienza la prueba de los metales: "El titanio le favorece, vean cómo su brazo tiende a subir. En cambio, cuando le probamos la plata su brazo baja, le resta energía. La señorita no deberá llevar nunca plata encima, porque acabará enfermando. Y ahora probaremos el anillo de oro que llevaba puesto: el oro es muy debilitante para ella, véanlo ustedes". A continuación pasa a la prueba de los colores: "El azul le favorece y también el verde, porque el brazo está fuerte y tiende a subir. Pero no ocurre lo mismo con el amarillo, el color de la camisa que lleva puesta. El anillo de oro y la camisa amarilla le están perjudicando en estos momentos".
Algunos se quejan del incumplimiento de las anunciadas degustaciones y regalos de productos dietéticos por parte de las casas comerciales, mientras hojean el tentador programa de ponencias: Tai-Chi y artes marciales en el tratamiento de las patologías reumáticas y cardiorrespiratorias, La aromaterapia y sus aplicaciones. Mecanografía metabólica, Terapia del cáncer con plantas medicinales, Pesticidas humanos: el azúcar.
Muchos ausentes
Sugestivos temas, no cabe duda, pero, como advierte un joven interesado en escucharla ponencia sobre Profilaxis del cáncer, "no puedes fiarte, porque se saltan las ponencias". Así que es difícil seguir el programa, porque casi siempre está hablando un conferenciante que tenía que hacerlo a otra hora o que no estaba previsto, en sustitución de los muchos ausentes. Porque este ha sido, entre otras cosas, el congreso de los ausentes. No vino Maurice Messegué, el rey de las hierbas medicinales, aunque figuraba entre los supuestos ponentes. Según los organizadores, no se encontraba bien de salud.
Faltaron gran parte de quienes habían sido anunciados, como Nelly Fernández French, que no pudo hablar de Las maravillas de la ciencia yoga en los tratamientos, porque, según dijo su sustituto, "está enferma por fumar, para que ustedes vean lo nefasto que es el tabaco".
Faltó también Cristian Barnard, el famoso cardiocirujano especialista en trasplantes de corazón, al que presumiblemente no se le perdía nada en este congreso, pero cuya presencia había sido pomposamente anunciada por sus convocantes, y también el ministro de Sanidad de Marruecos (en algún medio se llegó a afirmar que vendría el mismísimo Hassan II).
Así que las ausencias dieron lugar a improvisaciones bastante desafortunadas. Como la de Bernardo Ávila, que afortunadamente anunció desde el primer momento que no había preparado el tema, porque esto fue lo primero y lo último inteligible que se le oyó, hasta que un miembro de la organización apareció súbitamente a su lado, en el papel de abogado del diablo, con preguntas que, según él, estaban intrigando a los auditores en aquellos momentos, como, por ejemplo, la forma como cura a sus pacientes.
"La energía suya, unida a la mía, por un lazo, digamos, de amor, posibilita su curación", contesta Ávila.
"¿Y es realmente efectiva?", insiste el hábil entrevistador.
"Yo ordeno a su cerebro que se cure, y los pocos fallos que se producen son debidos a que el enfermo no interpreta bien esa orden o a que yo me equivoco en el diagnóstico y le digo que piense en curar algo que no está enfermo".
Insiste Ávila en las ventajas de la anestesia volitiva que "es indicadísima para el parto" Y, por fin, el abogado del diablo dicta sentencia: "Ante este razonamiento, la evidencia, la demostración, es aplastante".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.