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Grecia se opone a que la CEE presente a España una declaración sobre pesca y vino

Andrés Ortega

Grecia se opuso ayer de modo específico, en el seno de la reunión del Comité de Representantes Permanentes (Coreper) de la CEE, a que por el momento se elabore -o presente- en la negociación con España una declaración comunitaria en cuestión de pesca y vino, reiterando además la reserva general griega sobre la ampliación del Mercado Común mientras no hubiera una solución satisfactoria a los programas mediterráneos integrados (PIM).

La incertidumbre pesará, pues, hasta el próximo Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CEE, el 17 de este mes, al exigir Grecia que en esa ocasión se aborden de modo paralelo los temas de la ampliación y los de los PIM. Por su parte, Gaston Thorn, todavía presidente de la Comisión Europea, se mostró ayer pesimista en cuanto al ingreso de España y Portugal el 1 de enero de 1986 en la CEE, y citó como alternativa factible, aunque problemática, el 1 de julio de ese mismo año.La actitud griega ayer confirma la línea del secretario de Estado griego, Theodoros Pangalos, pero contradice las declaraciones del primer ministro, Andreas Papandreu, que ha escrito una carta al presidente del Gobierno español, Felipe González. Habrá que esperar al día 17 para que se aclare la situación.

El caso es que la Comisión Europea no tiene ahora mandato -en agricultura, sin embargo, los griegos no se pronunciaron para negociar con los países candidatos y despejar así el camino para la sesión de negociación del día 18. En pesca y agricultura, los documentos -posiciones duras- comunitarios están preparados, pero no formalizados. No obstante, el secretario de Estado para las Relaciones con la CEE entablará "conversaciones exploratorias" a partir del próximo lunes con la Comisión Europea.

Thorn, en declaraciones a diversos medios y al Comité Ejecutivo de la Federación de Partidos Demócratas y Liberales Europeos-en la que participó Antonio Garrigues, presidente del Partido Reformista Democrático-, se mostró pesimista ante la situación, considerando que la cuestión, tanto de los PIM como de las negociaciones de adhesión, no quedaría resuelta en la cumbre de Bruselas de finales de marzo, sino que incluso podría demorarse hasta la de junio, con lo que, a lo sumo, dado que hay que traducir los textos y comienzan las vacaciones parlamentarias, sólo quedarían dos meses para la ratificación en los Parlamentos nacionales. Dudas sobre las fechas En el mejor de los casos -un éxito de la cumbre de marzo-, Thorn consideró que diversos temas de las negociaciones de ampliación de la CEE quedarán para resolver después. "Absurdo", replicaron fuentes españolas, según las cuales el tratado de adhesión podría quedar ultimado en febrero -con la incógnita de Grecia y de los PIM- si se da un impulso a la negociación en los temas agrícolas, pesqueros y siderúrgicos en la próxima sesión del 17 y 18 de marzo. Si se levanta la reserva griega. Aunque los negociadores españoles reconocen "que es verdad que es difícil mantener la fecha del 1 de enero de l986".

Antonio Garrigues señaló que en España se podría plantear una situación caótica, al estar relacionado el tema de la CEE con el de la OTAN, con el del reconocimiento de Israel y con el de Gibraltar. "Si España no ingresa el 1 de enero de 1986 en la CEE podría verse afectado de manera muy seria el referéndum sobre la OTAN, convocado por Felipe González para antes de febrero de ese año", señaló Garrigues. Y esta vez la fecha es importante, pues de fallarla se abriría la caja de Pandora de diversas elecciones, especialmente la francesa, en Europa.

La disparidad entre lo que pide Grecia y lo que otros países están dipuestos a dar, en una época de vacas flacas en la CEE, es demasiado grande. Margaret Thatcher ha dicho que no dará más. "Thorn nos dijo", explicó Garrigues, "que los griegos piensan que si España y Portugal no entran le tocará más del maná coinunitario, y si ingresan, empeorarán los problemas financieros de la CEE". Además del factor negativo que supone que Papandreu tenga que afrontar a sus electores dentro de 11 meses. Injerencias españolas Gaston Thorn se pregunta asimismo si España y Portugal, dada la hipoteca que plantean los griegos, están dispuestos realmente a negociar -o, como dice, "a hacer el último strip tease'- o preferirán, ante la incertidumbre, guardarse algunas cartas en la manga. "Es verdad que hay una espada de Damocles sobre nuestro ingreso en la CEE", dijeron ayer fuentes españolas, "y si ha habido la danza del vientre o la danza con el sable, también podemos hacer el strip tease con la espada de Damocles".

Estas declaraciones de Thorn, sin embargo, han sentado mal a algunos otros miembros de la Comisión Europea, que, a diferencia del liberal luxemburgués, no pierden su puesto y que, aunque muestran su preocupación, no son aún tan pesimistas.

"Thorn se marcha sin haber logrado nada, y ni siquiera la cumbre de Dublín le ha dado las gracias por su mandato. Su gestión ha sido desastrosa, por lo que sería mejor que se callara", señalaron, por su parte, fuentes españolas autorizadas. El Ejecutivo español está evidentemente nervioso, como lo demuestran diversas injerencias en algunos medios de comunicación estatales, como el de que una agencia incluyera desde Madrid, pero fechadas en Bruselas, declaraciones más positivas de la situación citando fuentes comunitarias o las mutilaciones de que fueron objeto algunas crónicas pesimistas de los enviados de Radio Nacional en la cumbre de Dublín.

En cualquier caso, se dice por parte española, "un veto griego no es lo mismo que un veto francés, y los griegos no aguantarán solos".

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