El síndrome tóxico
En su tribuna libre Leucotrieno B4 y el síndrome tóxico (EL PAÍS, 1 de diciembre), el doctor Hernández-Bronchud reclama la paternidad de lo que él llama "mi hipótesis del leucotrieno", reprochándonos la descortesía de no reconocerlo así en nuestro artículo Síndrome tóxico: el laberinto de las anilidas (EL PAÍS, 19 de octubre).Como el lector no familiarizado con los mecanismos internos de la ciencia puede sacar la falsa impresión de que pastábamos en prado ajeno, nos parece necesario hacer las siguientes puntualizaciones:
1. Los leucotrienos son conocidos desde hace más de un lustro como potentes mediadores de la inflamación, por lo que necesariamente deben estar allí donde hay lesiones infiltrativas y exudativas, como es el caso de la fase aguda del síndrome tóxico. Otra cosa es poner de manifiesto la compleja cadena de causa-efecto que inicia y sostiene estas lesiones.
2. Precisamente para contribuir al esclarecimiento de estos extremos, uno de nosotros presentó a finales de 1982 al Plan Nacional del Síndrome Tóxico un proyecto de investigación que se proponía verificar el efecto de las anilidas grasas sobre la cascada del araquidónico y metabolismo de leucotrienos en leucocitos humanos, como hipótesis de trabajo. Por lo tanto, cuando el doctor Hernández-Bronchud comunicaba sus ideas a dicho plan, en abril de 1983, hacía ya varios meses que trabajábamos sobre nuestro proyecto de investigación.
3. Los resultados de este estudio -que fueron comunicados en mayo de este año al Washington Spring Symposium sobre leuco
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El síndrome tóxico
Viene de la página 11trienos y están publicados en el número de octubre de 1983 de FEBS Letters y en el de septiembre de 1984 del Biochemical Pharmacology- demuestran que las anilidas estimulan la producción de ácido araquidónico y leucotrienos en leucocitos humanos. Así pues, volviendo la descortesía por pasiva, cabría preguntarse por qué el doctor Hernández-Bronchud no mencionó nuestros resultados e hipótesis, publicados en el FEBS Letters de 1983 en su publicación de mayo de 1984 en el New England J. Medecine.
Con la publicación en Biochemical Pharmacology se cierra un ciclo de la indagación científica que arranca de una hipótesis razonable de trabajo, se sigue de la verificación experimental y termina en la publicación de resultados en una revista especializada. Quédese, pues, el doctor Hernández-Bronchud con su hipótesis de los leucotrienos en el aceite tóxico; la que nosotros sosteníamos en el mencionado artículo de EL PAÍS ya pasó del nivel especulativo para convertirse en hecho científico.
Para terminar, no nos resistimos a resaltar la gran importancia de este hallazgo, así como del papel inmunogénico de las anilidas, en vista del ambiente de confusión creado por ciertos medios de comunicación en torno a las causas del síndrome del aceite tóxico.- del Instituto de Investigaciones Biomédicas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, y José Mª Mato de Nutrición, Metabolismo y Hormonas, Fundación Jiménez Díaz.
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