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Gran afluencia de visitantes y buenas ventas en la Bienal de Arte Ciudad de Oviedo

La favorable acogida y venta demostrada por el público asturiano -casi 9.000 visitantes en las tres primeras semanas- constituye el mejor reconocimiento para la IV Bienal de Arte Ciudad de Oviedo, inaugurada el pasado 15 de noviembre en la capital del principado, en la que se exponen obras de 154 pintores españoles, todos ellos nacidos en las décadas de los años cuarenta y cincuenta. Esta bienal, organizada por el Ayuntamiento de Oviedo, cuenta con un presupuesto de cuatro millones de pesetas, cantidad que se considera mínima.

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Los escépticos abundan entre el elevado número de visitantes de la cuarta edición de la bienal de arte Ciudad de Oviedo. El inevitable y tópico comentario despectivo -"si poner ahí esas manchas vale 200.000 pesetas, mañana empiezo yo a pintar"- surge sobre todo en los fines de semana.Pero frente a los escépticos hay también no pocos observadores de buena fe. Basta con pasarse un par de veces por el palacio de Velarde, sede del museo, para escuchar hasta la saciedad una expresión tan frecuente como sincera: "Esto no entiendo, pero me gusta". No obstante, los conserjes tienen un remedio infalible para quienes denotan síntomas de desagrado o de nerviosismo al poco de entrar: les remiten al primer piso, qué conserva los fondos tradicionales del museo.

Los espectadores con menos prejuicios son los niños. A mediodía el museo parece un colegio. La mejor prueba de que los jóvenes visitantes no se andan con rodeos la dieron hace unos días los alumnos de un centro público de Oviedo, que no pararon de dar vueltas hasta localizar el desnudo del que les habían hablado otros compañeros: un cuadro de Javier Martínez Roig, La transvanguardia soy yo

Predominio de la figuración

Ante la divertida situación, no faltó un conspicuo que creyó lograr la frase redonda: "Para algo ha de servir la ola de figuración que nos invade: a los niños, les gusta más". Chistes fáciles aparte, el predominio abrumador de la figuración sobre la abstracción en esta cuarta edición de la bienal se convirtió en el comentario preferido para los invitados y los expertos asistentes a la noche inaugural de la muestra.El director de la bienal, Ramón Rodríguez, explicó la realidad con menos dramatismo, tanto a quienes querían escucharle como a los que, simplemente, optaron por leer la breve introducción del catálogo de mano. "Ha de chocar, a quienes recuerden la tercera bienal, el amplio giro que las tendencias parecen haber iniciado, como consecuencia de la mayor libertad expresiva y, paradójicamente, por el regreso a la figuración. Ello no obstante, las obras seleccionadas son fiel reflejo del gran eclecticismo del quehacer plástico contemporáneo".

La bienal, además de la avalancha de visitantes y de la polémica por las nuevas corrientespredominantes, ha registrado otro dato significativo y alentador: un día antes de su inauguración ya estaban vendidos casi 40 cuadros. La mitad fueron adquiridos por una fundación bancaria que los organizadores insisten en no identificar. Los otros 20 tuvieron por compradores a organismos oficiales y entidades financieras.

Todos menos uno: El pintor y la modelo, obra del joven asturiano Pelayo Ortega, valorada por su autor en 200.000 pesetas, tendrá su sitio en el instituto de bachillerato de Mieres, cuyos responsables pagarán el cuadro a plazos.

Afortunadamente, los lienzos vendidos están señalados con una cartulina que indica únicamente su propiedad -salvo en el caso de la anónima fundación a que hicimos referencia- pero en ningún caso revela su precio. Si mucha gente hace cábalas en torno a la obra de Antón Patiño adquirida por el Ayuntamiento de Oviedo -O escultor-, hay que suponer su aumento al saber que costó 300.000 pesetas.

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