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Reportaje:

El Oeste americano regresa a Almería

La ciudad andaluza se prepara de nuevo para el 'western'

En el quiosco de periódicos de la avenida de Vilches, Luis Bustos, propietario del mismo y al tiempo presidente de la Asociación de Extras, y Juan Gómez, secretario, comentan con moderado optimismo la situación. Después de tres años sin ninguna película, en los dos últimos se han rodado cinco. Además tienen noticias por Diego Fernández de que hay tres productoras localizando escenarios por la provincia. Diego Fernández controla una pequeña flotilla de taxis. Es el primer eslabón de la cadena. Desde tiempo atrás, los productores que piensan rodar en Almería acuden a él en primer término para hacer un recorrido en busca de ramblas, cañones y llanos desérticos en los que rodar. Él, pues, tiene siempre la primera información.Estos días Diego Fernández ha anunciado que hay tres películas a la vista. Y las ilusiones se vuelcan en el rodaje de Alibabá, porque se sabe que va a mover muchos extras. Las noticias corren en Almería, y en la Asociación de Extras, una especie de termómetro del paro, Luis Bustos y Juan Gómez comienzan a recibir muchas visitas en demanda de inscripción.

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Lo malo es que no todas se pueden atender, y eso les va a costar una notable impopularidad en la ciudad, donde muchos los acusan de controlar en beneficio propio el negocio. Pero Juan Gómez, con más de 20 años en el cine, explica razonablemente las negativas: "Entre los años sesenta y setenta llegaban a rodarse hasta nueve películas simultáneamente y había extras que participaban en varias al tiempo. En los seis u ocho mejores años hubo en torno a 4.00 profesionales del cine en Almería. Ahora no podemos tener más de 400 en el sindicato, porque no hay trabajo para tantos".Eran, sí, otros tiempos. Tiempos en los que por las calles de Almería nadie se sorprendía de ver a Burt Lancaster, a Lee van Cleef, a Soria Loren y a Brigitte Bardot del brazo (¿recuerdan Las petroleras?), a Clint Eastwood o a los durísimos Jack Palance y Charles Bronson. Tiempos de Lawrence de Arabia, de Comandos perdidos, de Saúl y David. Tiempos de los célebres westerns spaghetti de Sergio Leone, que llegó a tener su propia casa en San Fernando.

Juan Gómez, tratante de caballos antes y después de aquello, se relacionó con el cine ya en aquellas fechas del gran boom por la frecuencia con que acudían a él para alquilarle animales, y de ahí pasó a dirighir a los extras, que él mismo contrataba. Ahora puede ser que el cine vuelva. Almería presenta la misma oferta de siempre. En principio, sol, mucho sol. Aquí es muy difícil que la lluvia haga perder días de rodaje. Aquí no llueve casi nunca. En realidad, llover, lo que se dice llover en serio, varios días seguidos y con fuerza, es algo que sólo ocurre una vez cada unos cuantos años. Entonces el agua, que no encuentra obstáculos en las monta ñas desiertas, organiza escorrentías vigorosas por las pendientes, se junta con fuerza en las ramblas y llega con furia a la costa, donde siempre pilla desprevenida a la gente. Luego está el desierto. Un desierto hecho de montañas de perfiles atormentados, de ramblas secas, de cañones imponentes que parecen puestos ahí por el sumo creador para que los apaches le monten una emboscada al bueno.

Hay, además, y esto ya es obra del hombre, pueblos del oeste. Hay un fenomenal poblado americano, el más antiguo de todos, conocido como Mini-Hollywood. Hay otro, Decorado Cinematográfico, que reúne en una especie de esperpéntico sincretismo del Far West un poblado americano, uno mexicano y otro indio, con sus tipis rodeando un poste de tortura. Hay un paso fronterizo, un rancho conocido como Rancho Leone, en honor al director de los western spaghetti, que lo hizo construir, y hasta un fuerte, que lleva por nombre el de una película allí rodada: Cóndor.

Mini-Hollywood

Los poblados del Oeste construidos en el desierto de Almena han pasado una mala racha. Mini-Hollywood, comprado hace seis años por una empresa turística, sobrevive porque la nueva propiedad lo incluye en el circuito de sus tour operator. Visitarlo cuesta 195 pesetas, y 275 si es día de espectáculo. El espectáculo se da una vez por semana, y ese día seis vaqueros improvisan un mini western con pelea en el salón, huida a caballo, asalto al banco, abatimiento de algún bandolero cuando huye a caballo, caída espectacular desde una terraza de tres metros y arrastre cruel de uno de los protagonistas atado por una larga cuerda a la silla de un caballo cabalgado por su despiadado torturador. El equipo de especialistas que trabaja en Mini-Hollywood, dirigido por un ex boxeador, Alberto Alemán, un buen tipo con experiencia en el cine, no se muestra entusiasmado por el retorno de las productoras. Tienen su trabajo fijo en el poblado, así que para ellos el cine no tiene una importancia vital.Tampoco Andrés Fontana, gerente de la empresa propietaria del poblado, vive con su ilusión volcada en el cine. Ahora están pasando 80.000 visitantes el año por el poblado, lo que le da un dinero seguro. Para el cine lo alquila por 40.000 pesetas diarias en las peores condiciones posibles para la productora, es decir, en invierno y manteniéndose el poblado abierto a los visitantes; en verano y con la puerta cerrada a los curiosos lo alquila por 500.000 pesetas. Pero en principio se ve más seguro lo de mantener el poblado como un atractivo más en los circuitos turísticos.

Distinto parece ser el caso para Decorado Cinematográfico, que aunque también admite visitantes no ofrece espectáculo. De hecho, ante este renacer del cine ha realizado un importante remozamiento de sus instalaciones, en las que ahora destaca un fantástico saloon con escenario para que las chicas muestren las ligas.

Un figurante o simple extra cobra 4.500 pesetas diarias; un caballista, 7.000; un especialista, 12.000, más las acciones aparte. Una caída libre puede valer 25.000 pesetas. Una buca como la de Luis Mortales llega a las 100.000. Eso justifica la ebullición que estos días se puede apreciar en el tercer piso del antiguo local de los sindicatos, donde tiene su oficina la Asociación de Auxiliares Artísticos. Sus dirigentes, Luis Bustos y Juan Gómez, piensan en un nuevo local. Piensan también, que pasado el destape, el cine volverá a lo clásico, es decir, al western. Es decir, a Almería.

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