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Tribuna:TRIBUNA LIBRE
Tribuna
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La cirugía cardiovascular y la Prensa

La realización de trasplantes cardiacos ha levantado una ola de sensacionalismo informativo que ha salpicado, en opinión del autor del artículo, a parte de la Prensa española. Este tipo de informaciones, según el autor, fomenta la inseguridad en los que ya han sido pacientes o entre los que pudieran serio.

La Prensa española, últimamente, se está ocupando demasiado de la cirugía cardiovascular. Y ciertamente no le está haciendo ningún bien. Ya en el año 1968 el doctor Zúmel predecía que los trasplantes de corazón atraerían un interés mayor que los trasplantes de otros órganos, por la connotación afectivo-emocional que la víscera tiene 16 años después, debemos descubrirnos ante la clarividencia del cirujano escritor.La ola de sensacionalismo que se desató ante el primer trasplante cardiaco realizado en el hospital de Sant Pau de Barcelona cogió totalmente desprevenido al equipo quirúrgico, que se las vio y deseó para dar, por encima de todo, un tono científico y de progreso médico a una intervención aceptada como modalidad terapéutica en determinadas afecciones cardiovasculares.

La personalidad del paciente, un joven que pasó de enfermo cardiaco terminal a celebridad nacional en el transcurso de pocas horas, fue terreno abonado para la enorme cosecha de notas, noticias, entrevistas y fotografías que la Prensa recogió. En contraste, el segundo receptor, un profesor universitario canario cuya mayor ilusión es volver a dar clases a comienzos del año próximo, se negó a cualquier tipo de entrevista durante su convalecencia y tan sólo se dejó fotografiar el día de su alta hospitalaria, dando una imagen que más parecía la de un atleta victorioso saliendo de los vestuarios que la de un paciente cuyo corazón le había sido trasplantado 35 días antes. Como cirujano cardiovascular, aplaudo la segunda de las posturas, aunque puedo llegar a comprender el malestar de un periodista ante tal individuo, poseedor de un tesoro de noticias que se niega a compartirlo.

Significado baldío

Al tratar temas sobre cirugía cardiovascular, el periodista debe presentar los hechos de forma objetiva, sin extraer frases que, fuera del contexto de la conversación en que fueron citadas, tienen un significado baldío, en ocasiones equívoco y universalmente falaz. La prueba más dramática de esta práctica nefasta está en todos los quioscos de España. Una revista presenta un artículo sobre válvulas de corazón defectuosas que se queda corto en la sutil diferencia que existe entre no decir mentiras y decir la verdad. No es mi intención rebatir los distintos puntos del artículo, pero debo denunciar que, en el más caritativo de los casos, se trata de un ataque frontal a diversos cirujanos cardiovasculares, uno de los cuales practicó a una niña, no hace mucho, un trasplante de corazón, intervención que la Prensa se empeña en mitificar.

No se puede acusar a alguien cuando se sabe de antemano que el acusado no puede defenderse en el mismo foro, pero menos aún si a la vez se causa una comprensible zozobra entre pacientes cardiacos. ¿Qué tipos de temores se van a originar en los pacientes portadores de estas válvulas, tachadas de defectuosas, cuyo único fallo ha sido el deteriorarse más precozmente de lo que una válvula biológica suele -y el enfermo lo sabe deteriorarse? ¿Cómo vamos a poder garantizar a los pacientes que se van a someter a una intervención valvular cardiaca que no se le implantará una de las válvulas de las que habla la revista? ¿Qué ambivalencia emocional se creará entre el público en general respecto a que un cirujano sea ensalzado una semana y acusado de corruptelas la siguiente?

El ejemplo de 'Time'

La desinformación, la intimidación, la anécdota, no tienen cabida en nuestra especialidad. Durante el año pasado se realizaron en España alrededor de 6.000 intervenciones de cirugía cardiaca. Considerando que ésta se halla asentada en nuestro país más de 10 años, no es descabellado pensar que cerca de 6.000 españoles han pasado por un quirófano para ser sometidos a cirugía con circulación extracorpórea. Uno de cada 600 habitantes. Y dentro de 10 años será uno de cada 200 o 300 españoles. ¿Quién no tendrá un familiar, amigo, conocido, que haya sido operado o lo vaya a ser en breve porque su corazón no responde a tratamientos conservadores? ¿Es justo deformar una especialidad, ya sea mitificándola o tratándola de canallesca, cuando la cruda realidad es que millares de personas se van a tener que someter a sus cuidados si quieren seguir viviendo?

Nadie como el que la practica sabe cuán atrayente puede llegar a ser la cirugía cardiovascular. Es la máxima expresión del aforismo hipocrático:

"La vida es corta / y el arte largo. / La ocasión fugaz, / la experiencia falaz / y la decisión difícil".

Las intervenciones, llenas de tubos, electrodos, sístoles y diástoles, son realizadas por cirujanos muy motivados emocionalmente, aunque poco incentivados económica y profesionalmente. Que la Prensa española no nos lo ponga más difícil.

Y que tome ejemplo de la revista Time, que, haciendo un gran favor a España, silenció el bochornoso suceso de la muerte de Paquirri. Como cirujano cardiovascular, me indigna y me avergüenza que en el año 1984 -"el año de los trasplantes"- un torero se muera desangrado en una ambulancia. Como español, me avergüenza que esto se sepa en todo el mundo.

es jefe de la Unidad de Cirugía Cardiaca del Hospital de la Santa Cruz y San Pablo de Barcelona y miembro de la Junta Directiva de la Asociación Española de Cirugía Cardiovascular.

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