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Crítica:Festival de Otoño
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Las 'Cantigas' en el séptimo centenario de Alfonso X el Sabio

El ciclo de música antigua, programado por el Festival de Otoño en la sala Juan de Villanueva, recibió el jueves a un notable grupo británico, el New London Consort, que, culminando anteriores actuaciones, dedicó enteramente su actuación a las Cantigas de Alfonso X el Sabio. Se celebra este año el séptimo centenario de la muerte del gran monarca de Castilla y León, cuya aportación a la cultura fue trascendental, desde Las siete partidas y la Crónica general hasta las Cantigas, pasando por los Iibros de juegos (ajedrez, tablas, dados) y los de saberes: astronomía, lapidario, cruces.Las Cantigas de Santa María constituye un monumento de las letras y la música hispánica y aun de la cultura occidental, tanto consideradas desde el punto de vista poético como desde el musical y plástico. El valor de nuestra lírica puede medirse con exactitud siempre que se consideren inseparables -como opina José María Valverde muy razonablemente- los textos y su musicalización.

Un tempranísimo cancionero

En cierto modo, las Cantigas representan un tempranísimo cancionero, por cuanto recoge productos de la invención artística de los músicos y poetas que rodearon al rey sabio o muestras tradicionales de milagros o leyendas que ya andaban "en boca de las gentes". De otra parte suponen nuestro encuadro en la música medieval europea, según Higinio Anglés, y, en la medida que se quiera, el reflejo de una personalidad como la del hijo de Fernando el Santo, que pudo autodefinirse como "rey de las tres religiones": cristiana, mahometana y hebrea.

Tolerancia y liberalidad que dio por resultado, en el libro de las cantigas, un repertorio tan amplio como vario, sobre el que reflejan sus luces muy variadas influencias.

La interpretación de las cantigas constituye, desde hace mucho tiempo, uno de los más encendidos problemas políticos. El trabajo de Julián Ribera, que defiende la "transcripción rítmica", fue contestado, casi con violencia, por Anglés, partidario de la lectura modalista. Lo cierto es que por el estrado de la sala Juan de Villanueva van desfilando diversos grupos -Pro Música Antiqua, de Madrid, que dirige Miguel Ángel Tallante (véase EL PAIS, primera edición, 27 septiembre), Universidad de Compostela, New London Consort- y cada uno nos trae conceptos diversos de las cantigas de miragres o de las de loor: narrativas las primeras, hímnicas las segundas.

Vitalidad en el presente

No está mal que sea así, cuando lo interpretado alcanza vitalidad en el presente que, por cierto, es con lo más seguro que contamos, por más que la musicología ahonde en el lejano pasado y obtenga resultados, más que orientadores, aclaratorios. Los cinco músicos del grupo inglés, guiados por Philip Picket y contando con el estilo libre, graciosamente lírico y perfecto en lo melismático, de la soprano Catherine Bott, expusieron en su integridad nueve cantigas, algunas de tan inusitada belleza como Tod Ome (230) o Petiçon (401).

La capacidad de narrar haciendo de la repetición casi sorpresa, el aire danzable y popular aplicado a otros casos, la comedida imaginación de los interludios instrumentales, todo, en fin, me pareció lección.Que en tema debatido, cual el de las cantigas, pueda no ser lección única ha de darse por supuesto. Tanto como la validez de la propuesta del grupo londinense que, al exponer el Libro de Alfonso el Sabio, parece evidenciar hasta las maravilosas miniaturas.

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