El 'elixir de la vida'
El ginseng es una planta perenne, perteneciente a la familia de las araliáceas, que se cría prircipalmente entre los 36º y 38º de latitud norte. Su raíz se asemeja a una zanahoria blanca, y tiene un cierto parecido con la forma del cuerpo humano.Se tardan seis años entre la siembra y la recolección, y el suelo debe descansar entre 10 y 15 años para poder plantar nuevamente el gínseng. Crece er lugares sombreados, la tierra, debe ser muy rica y necesita un buen drenaje, diferencia de temperaturas entre el día y la noche y cuatro estaciones bien diferenciadas. No admite el empleo de fertilizantes químicos ni la mecanización, por lo que el cultivo requiere una importante mano de obra, a la vez que se garantiza la pureza de la planta.
En Corea existen dos clases de ginseng: el rojo y el blanco. La primera se produce más al Norte, cerca del paralelo 38, que separa a las dos Coreas desde el armisticio de 1953, es la más cara y la más rica en compuestos minerales.
El ginseng blanco crece más al Sur, se puede recolectar un año o dos antes y es más abundante y barato.
El ginseng rojo se cuece antes de procesarlo, mientras que el blanco se deja secar al sol.
Además de en la península coreana, la planta se cultiva en China, la Unión Soviética y Estados Unidos, pero las variedades de estos países son diferentes y, al decir de los surcoreanos, mucho peores. Inicialmente, el ginseng crecía salvaje en zonas montañosas de Corea y Manchuria. Su recolección era, pues, muy escasa, y su consumo se limitaba a la corte imperial y a la nobleza.
En el siglo XVI, bajo la dinastía coreana Yi, comenzó su cultivo, y hoy día se producen miles de toneladas bajo el estricto control del Estado.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.