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El deshielo entre soviéticos y norteamericanos marca el inicio de la 39ª Asamblea de la ONU

Hoy se abre en Nueva York, bajo la presidencia del representante de Zambia, Paul Lusaka, la 39ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) bajo el esperanzador signo de un deshielo en las relaciones entre Estados Unidos y la Unión Soviética y con las elecciones norteamericanas como telón de fondo. La gran estrella de las sesiones será el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Andrei Gromiko, ausente el pasado año por el boicoteo norteamericano a los aviones procedentes de la URSS, tras el derribo del jumbo surcoreano.La mejora de las relaciones entre los dos bloques presidirá las primeras sesiones de este nuevo curso en la ONU. El próximo día 24, el presidente norteamericano, Ronald Reagan, abrirá el fuego con su discurso de intenciones ante los representantes de los 158 países que componen la Organización de las Naciones Unidas. Al día siguiente, Andrei Gromiko subirá a la tribuna.

El tono de sus discursos marcará las líneas programáticas para las entrevistas que Gromiko, el nuevo protagonista de las elecciones norteamericanas, mantendrá con el líder democráta, Walter Mondale, el 27 de septiembre, y con Ronald Reagan, el día 28.

Los observadores estiman que la verdadera intención del jefe de la diplomacia soviética con estas entrevistas es sondear las intenciones de Ronald Reagan, el presumible ganador de las elecciones, sobre la reanudación de las conversaciones sobre desarme y control de armamento.

Pero no sólo los dos grandes acapararán la atención de la asamblea; otros importantes asuntos tradicionales serán revisados por los delegados. Entre los temas que se debatirán están la cuestión palestina, la situación de Afganistán y Camboya, el conflicto irano-iraquí y Centroamérica.

África será en esta 39ª Asamblea General uno de los grandes protagonistas. El hecho de que la presidencia de la asamblea recaiga sobre el representante zambiano repercutirá, sin duda, en un mayor acercamiento al continente africano. La cuestión de Namibia, las consecuencias del nuevo acuerdo entre Libia y Francia sobre Chad y una solución negociada para el Sáhara occidental serán los temas más importantes a debatir.

Pero, en cualquier caso, todas estas intenciones iniciales dependerán de unos intereses que desbordan la actuación de la ONU. Como ya señaló el pasado año el secretario general de este organismo, el peruano Javier Pérez de Cuéllar, en su informe anual, refiriéndose a la falta de acuerdo para solucionar la crisis mundial, "la no vinculación de las resoluciones de la organización ha contribuido a devaluar la seriedad con que algunos Gobiernos y la opinión pública toman las decisiones de la ONU".

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