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Mario Vargas Llosa y Guillermo Cabrera Infante polemizan sobre la "existencia real" de la literatura latinoamericana

Soledad Gallego-Díaz

¿Se puede hablar de una literatura latinoamericana? Guillermo Cabrera Infante, escritor cubano exiliado en Londres, considera que no, pero Mario Vargas Llosa, novelista peruano, cree, que sí. Ambos escritores se enzarzaron ayer en una distendida discusión, en inglés, con motivo de la presentación de la edición británica de la última obra de Cabrera Infante, La Habana para un infante difunto (Infante's inferno en la traducción inglesa). El debate tuvo lugar en el Institute of Contemporany Arts, de la capital británica.Vargas Llosa reconoció que la existencia de escritores latinoamericanos era un permanente tema de discusión entre el novelista cubano y él. Para Vargas Llosa existen elementos comunes, y no sólo la lengua, en todos los escritores nacidos en el continente: problemas sociales, económicos y políticos. "Desde mi punto de vista, Guillermo es un escritor muy latinoamericano".

Cabrera Infante, por el contrario, sólo admite que le califiquen de escritor cubano: "Sé que hay varios países que hablan español, pero no veo qué hay de común entre México, con indios, y Cuba, con negros, mulatos y blancos. Latinoamérica es una palabra inventada en Francia que después relanzó EE UU porque tenía mala conciencia por haberse apropiado ella sola del nombre de América". "Latinoamérica", replicó, el escritor peruano, "fue una palabra asumida simultáneamente en muchos de nuestros países y utilizada en la guerra de la independencia, en oposición a España".

Obsesión de los españoles

Mario Vargas Llosa afirmó que no sabía muy bien cómo definir la última obra de Cabrera Infante: "No sé si es una novela, una autobiografía, o una mezcla de las dos, con ficción y memoria". El autor pretendió resolver el problema: "Es un libro. Los editores son los que se empeñan en calificarlo de novela". Según él, La Habana para un infante difunto tiene partes de memoria, pero también de fantasía e invención. Negó que se tratara de una visión nostálgica de Cuba, vista por un adolescente que se convierte en adulto y cuyo mayor interés es el sexo, tal y como lo había definido Vargas Llosa. "El mayor interés del protagonista es el sexo, pero también las películas, el cine", protestó riendo el autor, "para mí es la historia de cómo se puede quedar atrapado por la adolescencia para siempre".Mario Vargas Llosa trazó un paralelismo entre los escritores cubanos y los españoles, porque son los únicos -afirmó- que se mantienen tan obsesivamente unidos con su país. "Guillermo es un buen ejemplo. Lleva casi 20 años en el exilio y Cuba sigue siendo su pirincipal fuente de inspiración". "Este fenómeno no se produce con otros escritores latinoamericanos", prosiguió Vargas Llosa, quien recordó el caso del poeta peruano César Vallejo, que estuvo largos años lejos de su país, pero que no reflejó esa nostalgia en su obra.

Cabrera Infante no supo explicar por qué se producía esa unión peculiar, pero aseguró que él no escribía sobre Cuba sino únicamente sobre La Habana. "La nostalgia -explicó- es la llamada de la memoria, pero yo no soy un escritor nostálgico, porque sólo recuerdo lo que quiero recordar. Lo demás lo olvido. Por ejemplo, en ese libro no se habla de política ni de Fidel Castro".

Los dos escritores coincidieron en la influencia que ha ejercido el cine en la obra de Cabrera Infante ("Sigo viendo tres películas al día"), pero Vargas Llosa estimó que La Habana para un infante muerto es más una obra musical que visual, "Guillermo está empujado por la música de las palabras, fascinado por ellas. El lenguaje es lo más importante y diría que hasta su humor viene de esa fascinación musical y no visual". El novelista cubano alegó que él no es una cámara, sino un escritor, y recordó una anécdota del pintor francés, Degas, que un día pidió consejo a Mallarmé sobre cómo escribir canciones: "Llevo varios años dándole vueltas a las ideas...". El poeta le cortó inmediatamente: "Las canciones no se escriben con ideas sino con palabras". "Yo también escribo con palabras", añadió Cabrera Infante, "pero creo que el cine ha ejercido más influencia en mí que los libros".

Guillero Cabrera Infante recordó con afecto la época en que vivió en España, y adelantó la idea de escribir algo sobre Londres, "y no sobre Gran Bretaña, que no conozco". "Yo mantengo desde los 12 años una historia de amor con el inglés, aunque es una historia unilateral, porque la lengua inglesa no está enamorada de mí".

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