Sonidos contra la contaminación
Sistema ultrasónico para descontaminación de humos y espumas industriales
Algunas áreas de la acústica están alcanzando en España niveles perfectamente homologables a los de otros países desarrollados. Incluso existen investigaciones que abren caminos hasta ahora desconocidos. Para confirmar esta impresión, la unidad de ultrasonidos del Instituto de Acústica -organismo perteneciente al CSIC- tiene prácticamente ultimado un proyecto que, además de ser pionero en el mundo, puede tener una gran importancia ecológica: la descontaminación de humos y espumas industriales por medios ultrasónicos.Este proyecto, según el doctor Gallego, jefe de la unidad que ha construido el prototipo, "consiste, en un nuevo generador de ultrasonidos, que nosotros Ilamamos de alto rendimiento y directividad, para aplicaciones de alta potencia en medios gaseosos". Hasta el momento se han desarrollado dos aplicaciones diferenciadas: la descontaminación de humos y el control de espumas industriales.
La idea que dio lugar a este trabajo, en lo que se refiere a los humos, parte de la base de que éstos están constituidos por partículas de distinto peso. Las más grandes, o bien se depositan al ser arrrojadas al aire por la chimenea, o bien antes de salir son atraídas por unos sistemas-tradicionales llamados ciclones. Pero hay otro tipo de partículas, las más numerosas, que son muy pequeñas (del tamaño de micras) y pesan muy poco. Estas características impiden tanto ser atraídas por el ciclón como depositarse en el suelo una vez sean arrojadas. "Son", dice el doctor Gallego, "Ias más dañinas desde el punto de vista de la polución, porque permanecen mucho tiempo suspendidas en el aire, aumentando con ello el radio de acción del humo. Hay, por otra parte, determinados tipos de humos muy corrientes, como los gases de combustión de los petróleos, ricos en estos aerosoles y, por consiguiente, muy contaminantes". Es precisamente en estos humos y, sobre estas partículas en donde incide el haz de ultrasonidos.
El funcionamiento es sencillo: se coloca el emisor ultrasónico en la boca de un tubo por donde se hace pasar el humo. El generador de ultrasonidos, que dispone de un radiador circular de 30 o 40 centímetros de diámetro y que produce hasta 170 decibelios (muy superior al ruido de un reactor), va coagulando esas pequeñas partículas es decir, compactándolas y formando con ellas otras entre 20 y 60 veces mayores en tamaño y peso. En estas condiciones ya pueden depositarse en el suelo o ser decantadas por el sistema tradicional tipo ciclón.
De todos modos, aunque los científicos consideran esta aplicación interesante en sí misma, concuerdan en afirmar que todavía requiere un desarrollo y las correspondientes inversiones para su paso a la industria, donde " caudales de humo son muy grandes.
Ahora bien, donde el prototipo de generador ultrasónido desarrollado tal como está en estos momentos en el laboratorio puede tener aplicaciones inmediatas, además de suponer un considerable ahorro, es en el control y eliminación de espumas. Las industrias farmacéutica, alimentaria, papelera, etcétera, se podrían beneficiar ya de este sistema porque la fabricación de sus productos lleva consigo la generación de gran cantidad de espumas que, hasta el momento, suponen un problema por su complicada eliminación: a través de procedimientos químicos que normalmente son agentes contaminantes de los ríos, con la particularidad de que ni la industria farmacéutica ni la alimentaria pueden utilizar la química porque podrían comprometer la seguridad de sus productos. "En estos casos", apunta el doctor Gallego, "el ultrasonido sustituiría con enormes ventajas a la química, porque ni es contaminante ni desaprovecha, como hasta ahora, las espumas, las cuales en un ciento por ciento pueden ser recicladas nuevamente".
Este sistema, del que algunas empresas italianas se muestran interesadas en adquirir su patente, está intentando aplicarse de modo experimental en empresas barcelonesas, en un intento de que sean los españoles quienes en primer lugar se beneficien de sus ventajas. No obstante, esta intención de nuestros científicos corre peligro de no poder llevarse a efecto, porque, según cuenta el doctor Gallego, "además de inventarlo nos vemos obligados a actuar un poco de buhoneros, intentando colocarlo en las empresas".
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