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Una fábrica belga exportaba fresadoras a Moscú para fabricar misiles nucleares

Andrés Ortega

El Gobierno belga ha congelado las exportaciones hacia la URSS de unas máquinas fresadoras especiales, fabricadas por la empresa Pegard, SA, que según una declaración del ministro de Asuntos Exteriores belga, Leo Tindemans, servían a las fuerzas armadas soviéticas para la fabricación de misiles SS-20, SS-21 y otros. El martes, antes de hacerse pública esta declaración, 200 obreros de la fábrica Pegard se habían manifestado contra las consecuencias que el embargo tendría en la empresa y en el índice de paro de la región.Una primera licencia de exportación hacia la URSS de estas máquinas había sido concedida "de forma inadvertida", según Tindemans, lo que llevó a entregar un pedido equivalente a 2.800 millones de pesetas de estas máquinas, utilizadas para cortar y moldear el metal. Tras la invasión de Afganistán y la imposición de la ley marcial en Polonia, el Gobierno había decidido examinar escrupulosamente las demandas de exportaciones, a iniciativa del COCOM. Éste es un comité creado para controlar las exportaciones hacia el Este de material estratégico y productos de alta tecnología -las fresadoras no suelen entrar en estas categorías-, del que forman parte los países de la OTAN (a excepción de España e Islandia) y Japón.

Según Tindemans, "existen pruebas de que el usuario final de estas máquinas es el Ejército soviético, en el sector de los misiles SS-20 y otros". Así, una posterior petición de licencia de exportación a Pegard, SA, está parada, mientras se espera un acuerdo del COCOM -en cuyo seno se trató este asunto en diciembre de 1983- y del Gobierno belga. Éste velará, asimismo, para que las máquinas no se desvíen hacia la URSS a través de otros países. Bélgica tiene, por otra parte, problemas con Estados Unidos y otros países por sus exportaciones de material para centrales nucleares a Libia.

Pegard, SA, tiene actualmente pedidos contratados por la URSS por un valor cercano a los 28.000 millones de pesetas. En su declaración ante el Senado, en la noche del jueves, Tindemans recalcó la "preocupación del Gobierno" por los problemas de la subregión de Andenne, cerca de Namur, donde se encuentra la fábrica, prometiendo "esfuerzos para combatir el paro y la desindustrialización".

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