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Nuevo incidente en la prisión de Barcelona

Dos guardias civiles y dos transeúntes resultaron heridos en el tiroteo que siguió a la fuga de seis presos de la Modelo

Seis reclusos lograron evadirse ayer de la cárcel Modelo de Barcelona en una de las fugas más audaces de los últimos años, organizada, según fuentes oficiales, por dirigentes de las mafias francesa y argentina. Dos de los presos que participaron en la intentona fueron detenidos inmediatamente y cuatro personas, dos guardias civiles y dos transeúntes, resultaron heridas de bala, aunque ninguna de ellas de gravedad. El cerebro de la fuga, el argentino Jorge Eduardo Vilariño, resultó herido y posteriormente detenido, mientras que el francés Robert Beraza, de la banda de Raymond Vaccarizi, se encuentra entre los fugados. La policía ha centrado sus investigaciones en Vilariño y en la relación entre esta evasión y la muerte de Vaccarizi, gánster de Lyon (Francia) muerto el pasado sábado en su propia celda cuando un francotirador le voló la cabeza desde el exterior de la Modelo.

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El plan de fuga que permitió la evasión de seis presos de la Modelo barcelonesa se inició a las 11.30 horas. Tres funcionarios fueron reducidos en el portón de talleres por los internos Enrique Femández Higueras y Robert Beraza, de nacionalidad francesa, ambos destinados en la tercera galería; Antonio Sánchez Gómez, José Redondo Gómez y Manuel Alcalá Ortega, de la cuarta galería, y José Antonio Gómez Gilabert y Antonio Galante Galante, de la sexta galería.Según fuentes oficiales, los siete reclusos portaban, al menos, cuatro pistolas, por lo que los funcionarios que custodiaban los talleres no pudieron impedir la acción de los presos. Las mismas fuentes no supieron explicar cómo habían sido introducidas las armas en la cárcel, aunque se supone que habían sido escondidas entre los alimentos que mandan los familiares.

Tras reducir a los tres funcionarios, uno de los presos les ordenó que se dirigieran a la puerta de acceso de carga. Allí, conociendo perfectamente lo que había ocurrido, les esperaba Jorge Eduardo Vilariño, que había utilizado su destino en la brigadilla de basureros para poder estar en la puerta de carga en aquel preciso momento. Los tres funcionarios, siempre amenazados por los reclusos -algunos de ellos, como Gómez Gilabert, considerados polícialmente como "altamente peligrosos"-, fueron introducidos en el almacén de prensa, dependencia aneja al portón situado en la esquina norte de la Modelo, en la confluencia de las calles de Nicaragua y de Rosellón con la avenida de la Infanta Carlota.

Aprovechando que la puerta de acceso al patio de carga y descarga estaba abierta para que entrara el camión de la basura, Gómez Gilabert y Vilariño redujeron sin dificultades al funcionario allí destinado, a quien informaron de que tenían dominadas todas las dependencias de talleres y retenidos y amenazados de muerte a todos sus compañeros La intimidación de los reclusos tenía como objetivo conseguir que. otro funcionario, situado en la puerta, accionara el mecanismo electrónico de apertura del portón, el último obstáculo antes de alcanzar la calle.

Cuando aún no habían transcurrido siete minutos desde el inicio del plan de evasión, dos guardias civiles, que en aquel momento patrullaban la zona Norte del interior de la Modelo, se percataron de la situación. Apenas tuvieron tiempo de utilizar sus armas. El cabo Francisco Bemal Tardía recibió un disparo que le rozó la frente y le dejó inconsciente. El guardia civil auxiliar Antonio Romero García, que fue alcanzado por un disparo en la ingle, logró alejarse de la zona dominada por los presos, saltando el muro de la cárcel y deslizándose hasta el exterior de la prisión.

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Paralelamente a la acción del guardia herido, que no pudo arrastrar consigo su Cetme reglamentario, recogido por un recluso, el funcionario que debía accionar la puerta bloqueó los mandos para impedir la evasión. Sin embargo, otro funcionario, amenazado con un arma abrió la puerta. Mientras tanto, una coche zeta de la Policía Nacional que pasaba casualmente por la calle de Nicaragua observó cómo el guardia civil herido se deslizaba por el muro hasta la calle. La patrulla de la Policía Nacional alertó a la sala del 091 y, al ver la desbandada de presos, inició un tiroteo con los reclusos, que respondieron con sus armas. Dos transeúntes, Rosa BalcelIs Bardí, de 57 años, y Javier Aribe Campains, de 45, ambos residentes en Barcelona, resultaron heridos leves. Jorge Eduardo Vilariño, herido por dos balas, trató inútilmente de escapar, pero la policía logró detenerle a pocos metros del portón. Vilariño llevaba dos revólveres Smith and Wenson del calibre 38. Una de las armas guardaba cuatro proyectiles percutidos. Por la tarde fue intervenido quirúrgicamente en el Hospital, Clínico y se encuentra fuera de peligro.

Detenido en la calle

La alerta del zeta permitió al jefe de la sala del 091 iniciar un rápido control de la zona. A los pocos minutos, la policía encontró el Cetine arrebatado al guardia, en un aparcamiento situado en el número 32 de la calle de Numancia. Sobre las 12.15 horas, Manuel Alcalá Ortega, uno de los evadidos, era detenido en la confluencia de la Travessera de Les Corts con la calle de Sants, en el interior de un vehículo Seat 1430, en compañía del propietario del automóvil, a quien el delincuente había intimidado con un cuchillo para escapar de la zona próxima a la Modelo.

La evasión apenas había durado 15 minutos. En el interior de la cárcel, los presos que se hallaban en la sala de comunicaciones, repleta de familiares, comenzaron a gritar y a romper cristales. Esta actitud, que provocó inicialmente algunos problemas a los funcionarios y a la Guardia Civil que custodia el centro, fue controlada en pocos minutos, y los familiares fueron desalojados. En la cárcel Modelo de Barcelona había ayer un censo de 1.400 reclusos, con una media de un funcionario para cada 100 presos.

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