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La frágil democracia boliviana

La manifestación de apoyo al presidente de Bolivia simboliza el fortalecimiento de Siles Zuazo tras la intentona golpista

Antonio Caño

El presidente boliviano, Hernán Siles Zuazo, debió recordar el lunes el momento de su llegada hace 20 meses a La Paz como símbolo del recuperado proceso democrático. Unas 20.000 personas, que ocuparon el centro de la capital de Bolivia, le aclamaron durante varias horas y condenaron enérgicamente los intentos golpistas. La manifestación del lunes, organizada por la Central Obrera Boliviana (COB) y los partidos políticos de izquierda, confirmó que el secuestro del que fue objeto el sábado ha fortalecido la figura política de Siles Zuazo, enormemente desgastada hasta los últimos acontecimientos por su incapacidad para resolver la crisis económica.

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Los dirigentes sindicales, que han sometido al presidente a un verdadero cerco en los últimos meses mediante huelgas constantes que debilitaron al Gobierno, tuvieron que plegarse ayer al clima popular de apoyo a Siles.El orador de la COB, Filemón Escobar, escuchó los silbidos de los manifestantes cuando dijo desde una terraza en la plaza de San Francisco que, si el Gobierno no emprende inmediatas reformas económicas, "un día los trabajadores tendremos que ir al palacio presidencial y echar a Siles sin importarnos si después entra otro como Arce Gómez" (anterior dictador militar ligado al narcotráfico).

También fue abucheado durante la marcha un grupo de personas con pancartas del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), que dirige el vicepresidente Jaime Paz Zamora, personal y políticamente enfrentado a Siles, aunque ambos formen parte de la coalición gubernamental.

La manifestación demostró que el secuestro ha constituido un balón de oxígeno para Siles, quizá suficiente como para que el líder del Movimiento Nacionalista Revolucionario de Izquierda (MNRI) pueda llegar a las elecciones de 1986. Siles, que llevaba meses pidiendo la unidad de todas las fuerzas democráticas para evitar un golpe de Estado, ha demostrado al pueblo boliviano, tras los sucesos del pasado sábado, que la democracia sigue siendo muy frágil, con lo que ha reconquistado el apoyo popular y el carisma perdidos.

Frenada la presión sindical

El presidente ha frenado también la presión sindical, que paralizó de hecho el país, en los dos últimos meses y que amenazaba incluso la supervivencia del sistema democrático.Aunque el lunes Escobar dijo que "las condiciones golpistas las está creando el Gobierno con la dilación en el cumplimiento de los convenios con el pueblo" y dio al presidente un plazo de 48 horas para cumplir los acuerdos con la COB, los sindicatos no están en condiciones de obtener concesiones del Gobierno.

En la jugada de billar en que Siles ha sabido transformar el episodio de su secuestro, la otra bola alcanzada ha sido la oposición de derechas.

La imagen del partido Acción Democrática Nacional (ADN), del ex presidente Hugo Bánzer, cuya influencia en el país se encontraba en ascenso, ha quedado seriamente dañada por la aparente participación en el secuestro de uno de sus dirigentes, Alfredo Arce Carpio, que se encuentra detenido.

El secretario ejecutivo de ADN -partido al que varias veces se ha acusado de estar envuelto en operaciones golpistas- dijo ayer que "tenemos la seguridad de que Alfredo Arce no está comprometido en los hechos del pasado sábado". ADN ha solicitado la apertura de una investigación para aclarar el secuestro de Siles.

Las investigaciones contemplan también la posibilidad de conexiones de la conspiración golpista con elementos del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), y particularmente con uno de sus dirigentes, Guillermo Bedregal. Fuentes gubernamentales han destacado el hecho de que algunos de los detenidos ahora participaron en noviembre de 1979 en el golpe de Estado del coronel Alberto Natusch cuyo cerebro fue el ex ministro Bedregal.

El secuestro de Siles ha servido también para comprobar que el jefe del comando del Ejército, general Simón Sejas, tiene mayor control del que se pensaba sobre los mandos de las guarniciones ¡m portantes.

Golpes por ordenador

Resulta difícil imaginar que en Bolivia, un país donde el número de golpes militares sólo se puede controlar mediante ordenador ningún coronel al mando de un regimiento haya aprovechado la ausencia de poder político durante 10 horas para sacar las tropas a la calle. Lejos de eso, los jefes militares expresaron, antes incluso de que nadie se lo pidiese, su apoyo más firme a la democracia y al Gobierno constitucional.Los sucesos del sábado han puesto en el disparadero a los ministros del Interior y de Defensa, Federico Álvarez Plata y Manuel Cárdenas Mallo, a los que se responsabiliza de no haber tomado medidas para evitar el secuestro. La COB acusa incluso a Manuel Cárdenas de "estar comprometido en la conspiración".

El ex ministro de Planeamiento y Coordinación, Roberto Jordán Pando, ha pedido que renuncien los ministros de Defensa e Interior, "puesto que constituye una vergüenza para el país el hecho de que secuestren al presidente en su propia residencia, con guardia policial, militar y un cuartel próximo, y que posteriormente los complotadores se paseen por el Ministerio del Interior y que los ministros de Estado conspiren".

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