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Se expone en Madrid una muestra del nuevo expresionismo alemán occidental

Expresionismo y romanticismo

Preguntamos a Christos Joachimides por el sentido y el valor que hoy puede tener para el arte con temporáneo y, por consiguiente para las tradiciones del expresionismo, la incisiva herencia del romanticismo, que, por lo general considera uno de los elemento fundamentales de las raíces de todo este proceso.A juicio de Joachimides "todo el arte moderno no puede entenderse sin la clave conceptual, filosófica -que no plástica-, que implica e romanticismo como experiencia decisiva de la emancipación del arte"

"Sin ella" -prosigue el crítico alemán- "no podríamos entende ni la existencia de Picasso ni la de Warhol ni la de Beuys. Por otra parte, hemos arrastrado el peso de una lectura estrictamente positivista de la historia de las vanguardias, una lectura basada en una continua vía de reducción que conduce, grosso modo, del cubismo a De Stiffi, luego de la Bauhaus hasta desembocar en el minimal y finalmente, en el conceptual".

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Christos M. Joachimides: "El romanticismo es la experiencia decisiva de la emancipación del arte"

"Eso, añade, "es una gran mentira. La historia del arte es un continuum que funciona dialécticamente entre reducciones formales estrictas y explosiones dionisíacas".

"Así, por ejemplo, a Cézanne le suceden el fauvismo y el expresionismo. El propio Picasso fue capaz de dar ese salto mortal que supone el paso del cubismo a sus mujeres neoclásicas. En cierto modo, la actitud de Picasso puede verse com o precursora de esta nueva sensibilidad, aunque por ello se le halla acusado de traidor. Pasa lo mismo con su obra final. En la gran retrospectiva del MOMA, Rubin la ignoró casi por completo, como si Picasso hubiese muerto a los 70 años".

"Nosotros, en A new spirit in painting, fuimos los primeros en llamar la atención sobre la frescura de esas últimas pinturas y eso es algo que nos fue reconocido en el catálogo de esa espléndida muestra sobre el último Picasso, celebrada en Basilea, una revaloración que ahora acaban de admitir los americanos en ese templo de la ortodoxia que, es el Guggenheirn". "Y es precisamente ese tipo de tensión dialéctica", finaliza, "el que permite entender el arte de los ochenta, allí donde el diálogo con el pasado es algo mucho más fundamental para el desarrollo del arte que aquella angustia característica de los sesenta, empeñada siempre en la búsqueda de algo nuevo, un impulso que puede ser esencial para la alta costura, pero no para el arte".

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