La Comisión Europea flexibiliza su postura con la agricultura española

La Comisión Europea ha modificado sus propuestas sobre la agricultura española, admitiendo un muy condicionado acceso a los fondos de garantía de precios agrícolas de la CEE -verdadero eje de la Comunidad- para las frutas y hortalizas españolas desde el primer día de su adhesión. Pero mantiene el sistema de dos fases -eufemismo para etapas- para esta integración y rechaza la demanda española de contingentar las importaciones de productos continentales, según explicaron ayer fuentes comunitarias. Más aún, el nuevo reglamento hortofrutícola de la CEE, se aplicaría perjudicialmente a los productos españoles hasta el final de la primera fase.

El nuevo texto de la Comisión es un documento de trabajo para que los diez puedan elaborar una contrapropuesta que presentar a España el 19 de junio. Son los diez y no la Comisión los que deciden. La Comisión abre la posibilidad de que los fondos comunitarios, intervengan desde la adhesión en cierta "proporción" aún no decidida, para garantizar los precios de las frutas y hortalizas españolas, aunque con condiciones.Durante la primera fase, a través de un "mecanismo de convergencia" se iría comprobando la aproximación en precios, organizaciones de productores y normalización. Así, al cabo de estafase, que duraría cuatro años improrrogables, las frutas y hortalizas entrarían en un régimen de transición clásica y progresiva. Desde la adhesión comenzaría la reducción mutua y progresiva de aranceles a lo largo de 10 años de período transitorio total.

La Comisión quiere que se aplique contra España hasta el final de la primera fase el nuevo reglamento de frutas y hortalizas, destinado a proteger a la CEE frente a países terceros. Es decir, según la evolución del mercado de un producto dado se aplicarían tasas compensatorias a los productos similares provenientes de España, o, en caso de crisis grave, se pararía simplemente la importación.

En los intercambios agrícolas entre España y la CEE, la Comisión admite la necesidad de "mecanismos complementarios", como pedía España, con un sistema de vigilancia a priori para una lista de productos sensibles justificados que habrá que negociar. Pero la Comisión no puede aceptar, en contra de lo que pedía España, un recurso generalizado a un sistema de contigentes a la importación. No responde, pues, al equilibrio que buscaba España entre las restricciones que le ponían al comercio de sus frutas y hortalizas y las que ella quería frente a las importaciones en España de productos nórdicos (lácteos, cárnicos, cereales), en los que es menos competitiva.