Canciones que pudieron más que la lluvia
A vista de pájaro, el paseo de Camoens era un tubo en el que una numerosa muchedumbre esperaba pacientemente el goce del festejo; un tubo de gente que aguantó con resignación ejemplar esa inútil estructura de sandwich que acompaña a las fiestas de este año: dos atracciones de interés entre dos orquestas anodinas; un tubo de gente que no quedó defraudado en sus esperanzas.Una vez superado el primer escollo, la orquesta Plaza Mayor y con la amenaza de lluvia, abierta enemiga de festejos, hicieron su aparición en el escenario Juan, José y Manolo, Los Chunguitos, que aprovechaban la ocasión para presentar artísticamente a sus hermanas, Azúcar Moreno, un dúo que recicla el estilo de Las Grecas con un desparpajo que dará que hablar. "Nosotros lo estamos pasando mu. bien", decía Manolo, y el público que sí, que ellos también, que todas las canciones de Los Chunguitos y de sus películas podían más que esa lluvia que comenzaba a caer ferozmente.
Los Chunguitos, Ramoncín
Fiestas de San Isidro. Paseo de Camoens. Parque del Oeste. 14 de mayo.
Perros callejeros, Me quedo contigo, Paloma que pierde el vuelo y casi todos los temas de su último elepé, Vagando por ahí, sonaron por un tubo en el escenario y en las gargantas de la multitud; era el lamento de la víctima de la calle, que se convirtió en un grito de júbilo cuando hizo su aparición el último héroe rockero de esta ciudad: Ramoncín.
Era la. presentación en Madrid de su nuevo disco, Ramoncinco, y de su nuevo espectáculo, planteado en tales términos de profesionalidad que hacen pensar en Ramoncín como un nuevo fenómeno de masas al estilo de Miguel Ríos, aunque más puesto al día. Sería una lástima que esta superación en su carrera supusiera la pérdida de un carisma local que le sienta estupendamente.
Actuación memorable
Hormigón, mujeres y alcohol, Putney Bridge, Rock`n roll dudua, sus clásicos de siempre, junto a En el límite y Canciones desnudas, una buena canción increíblemente interpretada, fueron lo mejor de una actuación memorable para Ramón y para la empapada multitud que coreó hasta la afonía casi todos los estribillos. El sonido, sensiblemente más potente que el de Los Chunguitos, tuvo el nivel necesario para que no se perdieran los pequeños detalles.Después de su actuación, la magia se quebró y los componentes de la última orquesta, Un Poquito de Todo, tocaban salsa mientras la gente corría a guarecerse sin prestarles la mínima atención. Había llovido demasiado y conviene conservar las energías, ya que todavía quedan fiestas por un tubo.
Babelia
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