Vivir de prestado
Cirujanos catalanes han logrado en un año el primer trasplante de páncreas y de hígado y el segundo de corazón
Un joven de 21 años ingresó con un coma profundo el pasado lunes en la residencia Príncipes de España de Bellvitge. Tras practicársele una prueba con el escáner, los especialistas vieron que el hematoma que tenía era enorme, comprimía el cerebro y resultaba irreversible. Tras los dos electroencefalogramas planos, realizados en un margen de seis horas, se avisó al juez y éste hizo lo propio con el forense, que certificó la muerte. La familia del muchacho aceptó por solidaridad la donación del corazón, el hígado, los dos riñones y las dos córneas, beneficiando a seis personas. La cirugía catalana parece haber conseguido dominar la técnica del trasplante.
Juan Cuesta, de 53 años, natural de Torrecilla de la Tiesa (Cáceres), vive en un ático de l'Hospitalet junto con Benita, su esposa, y un hijo de 18 años. El día 23, de febrero de 1984 le anestesiaron en la residencia Príncipes de España de Bellvitge (l'Hospitalet) mientras hablaba del partido Real Madrid-F.C. Barcelona. Cuando se despertó preguntó por el resultado del partido y por el resultado de la operación. El Barcelona había perdido por 2-1, pero él había ganado en su dramático enfrentamiento con la muerte al serle trasplantado con éxito el hígado. Ahora, casi tres meses después, descansa en su domicilio, pensando en que pronto volverá a su puesto en la Seat. Del donante sólo saben que era un muchacho de 25 años, natural de Mataró.Riñón y páncreas
Nicolás Rubio, de 35 años, es natural de Barcelona, en donde vive junto a su madre. El día 4 de febrero se le trasplantó un riñón y un pancreas para solucionar su insuficiencia renal terminal. Cuando le anestesiaron en el hospital Clínico de Barcelona soñaba con hacer una vida normal, acabar el graduado escolar y casarse. Al despertarse empezó a pensar en cómo sería su nueva vida, sin permanecer anclado a la diálisis. Del donante únicamente sabe que era un joven de apenas 17 años que falleció en un accidente de motocicleta.
Juan Alarcón, 29 años, natural de l'Hosppitalet, vive en un piso del barrio de La Florida de la mencionada localidad con su padre y una tía. El día 9 de mayo se le trasplantó un corazón en el hospital de Sant Pau de Barcelona, cuando los médicos no le daban más que tres meses de vida pues tenía una cardiopatía en fase final. Entró en el quirófano de madrugada, tras dar su asentimiento a la intervención, pensando en sus amigos del bar La maña o en el equipo de fútbol de su barrio, del que es socio protector. Se despertó sobre las ocho de la mañana y en medio de una maraña de sondas y tubos saludó con los ojos a su hermano José María, que se encontraba al otro lado del cristal de la unidad de vigilancia intensiva. Del donante todavía no sabe nada, aunque se ha difundido que fue un muchacho de 21 años que murió el lunes en accidente de moto.
Los tres ejemplos demuestran que la cirugía catalana vuelve a estar en la cresta de la ola. Y no se trata de un hecho nuevo. En medios científicos se recuerda que el profesor José María Gil Vernet fue el primero en realizar un trasplante de riñón en España en el hospital Clínico, en 1965, y que también logró llevar a cabo un trasplante de testículo en 1978. Como asimismo el hospital Clínico fue el primer centro que consiguió un trasplante de medula ósea, gracias al equipo que dirige el profesor Rotman, y que ha supuesto la curación de algunos enfermos con leucemias agudas.
Igualmente Cataluña ha sido pionera en el trasplante de córnea, cuando los profesores Hermenegildo Arruga e Ignacio Barraquer realizaron las primeras intervenciones en sus respectivas clínicas barcelonesas, allá por los años cuarenta.
Posición de privilegio
¿Por qué Cataluña ocupa esta posición de privilegio?, se preguntan algunos. En opinión del director médico del hospital de Sant Pau, "Cataluña posee una infraestructura sanitaria y un nivel socioeconómico en el que resulta coherente que se den casos de "liderazgo científico". Asimismo Joan Nolla considera que es importante la ordenación sanitaria que han llevado a cabo las instituciones catalanas. "Nos encontramos en un momento especial en el que se ha incrementado el control de los gastos, pero esto, lejos de despotenciar a los hospitales, está permitiendo desviar recursos de áreas innecesarias para potenciar otros de medicina o cirugía punta".
Joan Nolla, que compagina la dirección médica del centro con la dirección del Plan de Programas
Vivir de prestado
Sectoriales del Departamento de Sanidad de la Generalitat, anunció a este periódico que el pasado viernes tuvo lugar una reunión del Departamento para, partiendo del programa de riñón, establecer uno más genérico en el que se centralice toda la información referida a trasplantes. "En estos momentos los cinco grandes hospitales catalanes -Clínico, Sant Pau, Bellvitge, Valle Hebrón y la Esperanza- que están autorizados para realizar trasplantes están siendo coordinados de forma oficial. De hecho, el Clínico tiene un laboratorio único de inmunología que establece la compatibilidad o incompatilidad de los órganos; y en el trasplante de corazón hemos visto como Bellvitge y Sant Pau trabajaban perfectamente aunados".Josep Maria Capdevila, director médico de la residencia Príncipes de España de Bellvitge, indicó que "la cirugía catalana está en un gran momento, porque existe una tradición encarnada en figuras como Corachán, Pi Figueras y tantos otros nombres ilustres". Pero, a su juicio, no sólo es por eso por lo que Cataluña posee esa capitalidad en materia de trasplantes: "El papel decisivo que desempeña la sanidad pública en estos avances de la medicina española pone de relieve que en los últimos años en estos hospitales generales se ha llevado a cabo una labor rigurosa y decidida para poner orden, mientras que en otras regiones españolas todavía se está en etapas anteriores en este proceso".
16 años después
El doctor Josep Maria Caralps, el cirujano que ha realizado el segundo trasplante de corazón en España, tras 16 años sin que nadie se atreviera a realizarlo después de las especiales circunstancias que rodearon al primero, considera que "no se puede decir que seamos mejores que otros, pues en España existen cirujanos extraordinarios, simplemente hemos sido los primeros en tirarnos a la piscina
Carles Margarit, pionero, junto a Eduard Jaurrieta, en los trasplantes de hígado -en este tipo de trasplante sí que un equipo de Madrid estaba preparando un programa cuando leyeron la noticia de la intervención con éxito realizada en Bellvitge- opinó que los cirujanos catalanes consiguen éxitos sí, pero "a pesar de la estructura sanitaria española", porque con la presión asistencial que hay en nuestros hospitales es muy difícil investigar.
Y todo ello teniendo como recompensa 105.000 pesetas al mes de sueldo.
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