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Miguel Narros repone 'Las mujeres sabias', 17 años después de su estreno

El director Miguel Narros repone hoy en el teatro Palacio del Progreso, de Madrid -iniciando así una experiencia de teatro concertado con el Ministerio de Cultura-, Las mujeres sabias, de Moliére, una obra que estrenó hace 17 años en el María Guerrero. Para Narros, Moliére propone al público de ahora una experiencia lúdica, algo que cabe contemplar como un divertimiento. Las sabias de hoy son Analía Gadé, Amparo Baró y Gracita Morales. En el reparto figuran también Alfonso del Real, José María Pou, Manuel Ángel Egea, Andrés Resino y Blaki. La versión sigue siendo la de Enrique Llovet, actualizada por él mismo.

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El teatro concertado

"Reencontrarse con Moliére siempre es divertido, como lo es reencontrarse con el teatro-teatro", dice Narros. "Por otra parte, los cambios del reparto -antes la hicieron Mari Carmen Prendes, Luchy Soto y Laly Soldevila- ya suponen otra forma de encararse con la obra, aparte del tiempo transcurrido. Uno, ahora, trata de reconstruir su memoria, y, se dice, esto puede ser modificable; en fin, uno es más crítico".Dice también que "en este momento, uno puede tomar un poco el pelo a las feministas, sin que se ofendan, porque hay otro sentido del humor. Hace 17 años tenías que tener mucho cuidado, porque te podían decir que la obra era reaccionaria. Ahora se pueden molestar, pero no se la puede acusar de reaccionarismo".

Pura diversión

La versión que se estrena es básicamente la misma que en su día, aunque revisada: Andrea D'Odorico se ha encargado de actualizar la escenografia y los figurines que diseñó Víctor María Cortezo, y el propio Llovet ha dado algunos toques a su versión, añadiéndole comentarios relacionados con la actualidad política.

"Lo que Moliére propone al público de hoy es una diversión pura y simple. Aparte de eso, la versión de Llovet proporciona alusiones que pueden resultar muy graciosas, no sé, referencias a Convergència i Unió, y cosas así. Quizá pueda parecer un recurso fácil, a mí me divierte".

A los 16 años -ahora tiene 55-, Narros entró en el María Guerrero, y desde entonces conserva eso que a veces resulta tan difícil mantener en una especialización como la suya: la ilusión. "Como el primer día. Del teatro no te puedes cansar nunca, si eso ocurre dejas de hacerlo. El teatro te quita y te da la vida. A mí es que tiene que gustarme todo lo que hago".

Entre lo mucho que ha hecho, formar gente. "Ahora los veo como algo mío que va por el mundo, y también como contrincantes, y eso estimula mucho. José Carlos Plaza, que creo que absorbió mucho de mí, como también de Layton, y ahora hay que ver lo que está haciendo. Eso es muy ideal, porque uno se mantiene vivo". Como el teatro, añade, porque lo de la crisis "se está diciendo desde Esquilo. Las cosas pasan por ciclos".

Pero el teatro es caro: "Este montaje debe haber costado unos ocho millones de pesetas, y es muy poco, porqué piensa que la mano de obra está muy cara, y eso ya sube tanto si haces un clásico como si se trata de una obra menos espectacular. La verdad es que una suma como ésta, en cuanto sales a cualquier otro país de Europa, resulta ridícula".

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