Los distribuidores de ediciones tratan en Barcelona los problemas del sector

Dos centenares de distribuidores de ediciones de toda España se reúnen estos días en Barcelona para tratar los principales problemas de su sector, como la aplicación de la informática a la distribución de libros y revistas, las dificultades materiales de transporte o el establecimiento de una óptima relación tanto con editores como con libreros. Este es el segundo congreso que celebran con representantes de todo el país -el primero fue en Madrid, en 1981- organizado por la Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Ediciones (FANDE), que integra las cuatro corporaciones de distribuidores que existen en España.

"La función del distribuidor es llevar el producto -libro o revista- desde su centro de producción hasta el punto de venta en el momento y en el número adecuados", explica Carlos Spinelli, presidente de la FANDE y de este II Congreso Nacional de Distribuidores de Ediciones. "Realizar esa función sin ayuda de la cibernética es prácticamente imposible, debido a la cantidad de datos que se debe manejar. Por ello, en un futuro sólo serán capaces de sobrevivir las grandes distribuidoras que cuenten con la infraestuctura necesaria".Las 200 empresas distribuidoras que trabajan en España padecen un minifundismo similar al que afecta al mundo editorial y la mayoría de ellas son de unas dimensiones medianas o pequeñas. No obstante, la introducción de la informática en sus sistemas de distribución ya se ha iniciado y se traduce fundamentalmente en lo que se llama asignación de cuotas, en la identificación y clasificación de títulos y en el control de ejemplares no vendidos o devueltos. La codificación ISSN en las revistas y ISBN en los libros permite a los aparatos de lectura óptica realizar esta ingente tarea que exigiría incontables horas de trabajo humano.

Las dificultades en el transporte material de las ediciones, la necesidad de fijar un contrato de distribución con el editor y de conseguir la colaboración de los agentes en el puesto de venta, para que éstos informen de las variaciones que experimenta el mercado, son otros temas que se tratan en este congreso.

"La peculiar orografía española y la concentración de los puntos de producción en Madrid y Barcelona, son los dos factores básicos que inciden en el problema del transporte", comenta Carlos Spinelli. "Pero la mayores dificultades se dan en la distribución a nivel provincial debido a la gran cantidad de lugares donde es preciso llegar cada día. La gente se acostumbra a comprar el periódico en su quiosco cada mañana y no se para a pensar en el largo proceso que lo ha llevado hasta allí".

Unos 21.000 puntos de venta de publicaciones periódicas funcionan en España, de los que 7.000 son propiamente librerías. Los demás son quioscos, estancos, papelerías y establecimientos diversos donde se venden revistas. En cuanto a los índices de devolución, son muy variables según el título. Cuando se trata de una publicación de tirada y difusión alta, el porcentaje medio es del 20%. En el coste final del libro el proceso de distribución supone, aproximadamente, un 5%. Frente al millar de editores censados en España y los 7.000 libreros, los 200 distribuidores constituyen un grupo minoritario en el sector del libro.