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La dignidad nacional

Cinco Días

El ministro de Asuntos Exteriores compareció ayer, a iniciativa propia, en el Congreso para explicar a los diputados la agresión francesa a dos pesqueros vascos en el golfo de Vizcaya y la reacción, diplomática y jurídica, del Gobierno español. Fernando Morán espera que las satisfacciones del Gobierno francés, incluida la indemnización pertinente, se produzcan en niveles diplomáticos para que no sea necesario elevar la fricción al plano jurídico en el tribunal de La Haya. El Gobierno español, en cualquier caso, está dispuesto a acudir a las instancias internacionales más altas.La comparecencia de Morán no se desarrolló en un debate parlamentario, sino en un acto estrictamente informativo, como preveía el reglamento, y por ello las intervenciones de los grupos de la oposición, aunque resultaron muy críticas, ni fueron puestas a votación ni tuvieron más que un turno de réplica. Pero en el Congreso hay ganas de debate, y ayer todos los grupos rivalizaron en dureza a la hora de mostrar su insatisfacción ante las explicaciones del ministro, por un lado, y ante la actitud del Gobierno español, por otro. En las intervenciones de Carrillo, del catalán Molins, del centrista Mardones, del peneuvista y de Fraga se lanzaba contra el Gobierno una acusación subliminal de falta de gallardía, aunque ninguno de los oradores discrepantes expuso las medidas que él hubiera adoptado en el caso de haber sido Gobierno.

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Daba ayer la impresión de que el ametrallamiento por la Marina gala de los pesqueros españoles se produce en un momento psicológico muy especial. Mientras la ciudadanía española se muestra muy sensible a las reiteradas provocaciones francesas -y de ahí la iracundia con que ha reaccionado al incalificable ametrallamiento-, la oposición parlamentaria lleva meses sin disfrutar de una oportunidad para criticar públicamente al Gobierno, para darle un varapalo legislativo. Y el ametrallamiento brinda la posibilidad, muy aprovechada ayer, de exigir al Gobierno español reacciones supremas de alta dignidad nacional ofendida. Y es cierto que se ha ofendido, por parte de Francia, la dignidad nacional española, pero es cierto también que, en estas circunstancias, España no puede reaccionar a la política de cañoneras con cañones, o a la brutalidad francesa con restricciones diplomáticas o comerciales que entorpezcan la salida de nuestro prolongado aislamiento.

España ha reaccionado, en estas circunstancias, con racionalidad diplomática y exhibiendo el abanico de cartas jurídicas que le asisten. Y con el deseo de encuadrar esta fricción, decididamente grave, en sus propios límites para que no afecte a la totalidad de una política europea a punto de dar, posiblemente, frutos mayoritariamente apetecidos. Pero habrá debate sobre este asunto, ya que nada más terminar la sesión informativa de ayer, el aliancista Herrero de Miñón, insatisfecho de las explicaciones, anunció una interpelación urgente. Y la interpelación genera, reglamentariamente, un debate. En su transcurso podremos ampliar conocimientos.

15 de marzo

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