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El funeral por Enrique Casas, una gran manifestación contra ETA

González y Garaikoetxea sólo se saludaron unos segundos en el funeral de Enrique Casas

Las tensiones existentes en los últimos meses entre los Gobiernos central y de la comunidad vasca, y más concretamente entre el PSOE de Euskadi y el PNV, empeoradas a lo largo de la campaña electoral, se evidenciaron ayer una vez más en el funeral de Enrique Casas. Felipe González y Carlos Garaikoetxea únicamente se saludaron unos segundos, sin cordialidad, cuando se encontraron en la Diputación de Guipúzcoa, donde había sido instalada la capilla ardiente de Enrique Casas antes del traslado del féretro al cementerio. González y Garaikoetxea recorrieron las calles de San Sebastián tras el féretro del senador asesinado, en comitivas bien distanciadas entre sí y fuertemente escoltados.

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En la Casa del Pueblo de San Sebastián, donde se había instalado la noche del jueves la capilla ardiente, antes de acudir al funeral, el presidente del Gobierno, Felipe González, dijo a los informadores que se había resistido a hacer declaraciones grandilocuentes en ocasiones anteriores, "cuando el fanatismo ciego y totalitario de un grupo que utiliza técnicas nazis ha dado muerte a ciudadanos vascos o de otros lugares de España". Señaló que el mejor homenaje a Enrique Casas es garantizarle que el PSOE seguirá luchando por la justicia, la paz y la libertad de Euskadi. "Que se hará justicia", añadió, "que triunfaremos sobre los fanáticos que, perdida la razón, intentan con el asesinato acallar a los adversarios políticos. No perderemos los nervios"."Es necesario", afirmó, "que este pueblo reaccione antes o después. No es posible que un pueblo entero se doblegue ante el fanatismo, ante la violencia. No es posible que mantenga el miedo. Nosotros demostraremos a los asesinos que no vamos a ceder ni un milímetro de terreno, que no nos van a doblegar ni a someter". Finalmente, Felipe González pidió el pueblo vasco que defienda su libertad, "que no se olvide nunca de que la libertad se pierde cuando se empieza a temer, a estar sometido a la presión del terrorismo". Y para ello exhortó a los vascos a que respondan al terrorismo yendo en masa a votar el día 26, "para decir no a la violencia y al terrorismo".

Garaikoetxea: "Un error político incalificable"

Tras un breve saludo de pésame a Felipe González, cuando éste iba a abandonar ya el palacio de la Diputación de Guipúzcoa, el lendakari, Carlos Garaikoetxea, afirmó que "hay cosas que son peor que un crimen: son un error, y el asesinato de Enrique Casas es un error político incalificable de quien quiera que sea el autor. Quiero decir al pueblo vasco", añadió, "que no caiga en la provocación de quienes han hecho esto para distorsionar el funcionamiento normal de la jornada del día 26, de quienes quieren distorsionar las condiciones, las motivaciones del electorado vasco hasta hoy".Con respecto a la condena que ha hecho Herri Batasuna del asesinato, el lendakari afirmó que no desea hacer un proceso de intenciones a nadie. Manifestó Garaikoetxea que es muy significativo que hasta. Herri Batasuna condene el atentado. "Celebro", dijo, "que HB condene un crimen, y el tiempo se encargará de establecer quiénes son los responsables del mismo. Hasta ahora hay una reivindicación de los Comandos Autónomos, y hacia ellos va nuestra repugnancia y la indignación del pueblo vasco". No obstante, el lendakari se refirió a las dudas sobre la autenticidad de las reivindicaciones, y apuntó la posibilidad de que la paternidad del atentado provenga de otro grupo terrorista más organizado. "En este país hay una tradición de violencia", manifestó. "Sabernos quiénes han encarnado esa violencia hasta el momento, y cada uno tiene sus credenciales aquí para merecer o la confianza o la condena de los demás. Siempre hemos estado frente a la violencia, y por eso en este momento no tenemos ninguna interrogante sobre nosotros".

Pese a las tensiones que ayer se registraban entre las comitivas del PSOE y del PNV, en la capilla ardiente de Enrique Casas, instalada en la Diputación, se abrazaron sinceramente Garaikoetxea y Ramón Rubial, presidente del PSOE, y éste último con el senador nacionalista Joseba Elosegui.

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